¡Opinemos, es "solo" educación !

Decía el recientemente fallecido escritor, filósofo y semiólogo italiano Umberto Eco, que " en el mundo están los cretinos, los imbéciles, los estúpidos y los locos. En suma todo el mundo, si se mira bien, participa de alguna de esas categorías. Cada uno de nosotros de vez en cuando es un cretino, un imbécil, un estúpido o un loco. Digamos que la persona normal es la que combina razonablemente todos esos componentes o tipos ideales".

Pero yo creo que se le olvidó un nuevo espécimen, que probablemente haya existido siempre pero ahora tiene una importancia desmedida en la sociedad: el banal televisivo. Para ello imprescindible contar con el apoyo del medio de la caja tonta, tener mucho humor, eso si no sé si de gracia o de excreción, mostrar apoyo a determinadas banalidades que han cobrado un peso de bomba atómica y hacer pensar que su libertad es válida del mismo modo que encarcelan a la de los demás.

Mira que a mí me gustan los monólogos, incluso esta Hache, que no es muda, me parecía con gracia de serie. Pero después de escuchar la somera estupidez, sobre la educación, los deberes, las normas, etc, creo que su hache estaba mucho mejor muda y sin posibilidades de emitir sonidos.

Sobre la educación, ya no sólo se opina, algo que evidentemente es lícito y conveniente para crecer. Sobre educación , cualquiera lanza un doctorado televisivo, cualquiera interpreta y compara su experiencia singular ( quizás con niñera) a la pluralidad del aula. Estos iluminados a los que se le ríen todas la gracias y se convierten en boyeros de su rebaño televisivo, no son consecuentes con sus palabras pero si determinantes en los hechos de sus merinas.

Quizás tendríamos que haber aprendido de nuestros mayores para trasmitir a nuestros descendientes la importancia de la disciplina en cualquier ámbito de la vida, desde el deporte al estudio pasando por el ocio. Quizás algunos de estos charlatanes que se sientan en platós televisivos o en algunas butacas del congreso deberían de aprender lo crucial que es en la vida personal y sobre todo en la común la obediencia, sin confundir con el servilismo; la importancia de las obligaciones , que nada tienen que ver con el esclavismo; la importancia de los objetivos que a veces estos lo confunden con los adjetivos, en definitiva la importancia de saber de dónde vienes y a dónde vas y para ello necesitas un guía, un maestro.

De momento en Educación no tenemos Tom Tom para que guíe a nuestros aprendices de conductores de la vida a vadear los TONTOS que se van a encontrar iluminados por lámparas de haluro metálico de intensidad pasajera.