El reconocimiento a los mayores y el respeto a la tradición centran la matanza ledradense

Ledrada vivió hoy la novena edición de su matanza típica en la que el reconocimiento a las generaciones trabajadoras y el respeto a la tradición fueron la nota predominante de una soleada jornada que contó con numeroso público que hace crecer la festividad respecto a años anteriores. El acto, organizado por el Ayuntamiento de la localidad y la Cofradía de Jesús El Nazareno, comenzó en torno a las 11:00 horas.

La plaza Mayor de la localidad se vistió de fiesta para acoger el evento, en el que fueron nombrados matanceros de honor el industrial Alfonso Fernández Sesma, quien también fue alcalde del Consistorio ledradense. El homenajeado pronunció un discurso matancero a los cientos de personas presentes, recordando los nombres de aquellos que han forjado las bases de la industria chacinera ledradense y agradeciendo a aquellos que continúan con la labor en el presente. Además, también recibieron la blusa y la boina matanceras Atilano González por parte de los empresarios y Satur Sánchez, como trabajadora. Acompañados de numerosos familiares, los matanceros pusieron un toque muy emotivo a esta edición de la fiesta con fuertes aplausos de los presentes.

En cuanto al acto de la matanza, el cambio en la legislación obligó a sacrificar al animal lejos de la mirada del público. En lugar de llevarlo ya sacrificado hasta la plaza, el ejemplar se expuso en su jaula al público para que pudieran calcular su peso y así participar en la tradicional porra previa al trabajo de los matarifes. Una vez hechas las apuestas, se procedió a pesar al animal, que marcó 155 kilos, número que acertaron tres personas de entre todos los participantes. Se procedió entonces a llevar al cerdo a una caseta instalada por la organización en una calle adyacente, donde fue sacrificado acorde a los requerimientos actuales, con su debido aturdimiento eléctrico y en privado. Tras dar muerte al ejemplar, fue devuelto a la plaza, donde se mostró el proceso de chamuscado, raspado y despiece al curioso público que se agolpó en las vallas que delimitaban el espacio de la matanza. No faltó la subasta de productos entre los presentes: lotes de ibérico y un jamón del cerdo sacrificado en la propia matanza hace dos años. Los matanceros de honor también recibieron piezas del cerdo sacrificado en 2015.

La fiesta formó parte del Circuito de Matanzas Típicas de la Diputación de Salamanca, por lo que se contó con animación, en este caso en la figura del cuentacuentos, artista y narrador Fernando Saldaña, quien no dejó de invitar a los presentes a interesarse por los detalles, a conocer las partes del cerdo e incluso a disfrutar de la música bailando. Un grupo de dulzaineros se encargó de animar la fiesta durante toda la mañana, animando a numerosos presentes a practicar paso de baile, animados por las tonadas y la buena temperatura.

Las degustaciones no se hicieron esperar, con un menú muy completo. Dulces típicos, destacando las perrunillas, aguardiente, sangría, embutido, vino y sobre todo las chichas, de las que se cocinaron casi 200 kilos, fueron el menú para los presentes en una jornada festiva que eleva el éxito cosechado en años anteriores, en los que el frío o la lluvia fueron fuertes impedimentos. En cuanto a público, se contó con la presencia de más de medio centenar de visitantes de Madrid y Ávila que llegaron en un autobús en viaje organizado para conocer el festejo. Además, se instalaron dos puestos artesanos en las inmediaciones de la plaza, uno de alferería y otro de dulces típicos, permitiendo que el público conociera otras tradiciones locales.