Tiempos de egoísmo

Existen numerosas maneras de vivir y manifestar el egoísmo, pero la esencia del egoísta es siempre la misma: el egoísta se cree el centro del universo y en ese universo los demás son objetos de placer, dominio o manipulación para sus deseos.

Por qué estamos viviendo quizás la etapa más egoísta de la historia de la humanidad es una cuestión que se la dejamos a los historiadores y sociólogos; en mi opinión es una de las consecuencias del salvaje capitalismo que vivimos en las últimas décadas. El egoísmo ha tomado el poder: en el seno de la familia (los niños, pequeños dictadores especialistas en manipular, son simple espejo de lo que perciben de los adultos, incluidos sus padres), en los gobiernos de la mayoría de las naciones, en los negocios, en el mundo del trabajo, en las relaciones internacionales, en la falta de civismo en las ciudades y en el campo?

Pondremos algunos ejemplos muy dispares, de nuestra actualidad, que nos mostrarán cómo el pulpo del egoísmo extiende sus brazos más y más, en cualquier punto del planeta: la imagen de Donald Trump en una rueda de prensa conjunta con el presidente japonés es el colmo de la mala educación, del egoísmo más infantil, del desprecio más primitivo al otro; cuando durante quince minutos Shinzo Abe estuvo haciendo declaraciones sobre el encuentro y la política japonesa en su idioma, Trump no se dignó ponerse el auricular del traductor: directamente con su conducta manifestó públicamente que no le interesaba nada lo que su homólogo japonés opinaba.

Más cerca de nosotros: en el Congreso nacional del PP el sábado pasado, se debatió una enmienda contra la acumulación de cargos dentro del mismo Partido, en una misma persona que es hacia la que iba dirigida la enmienda: María Dolores de Cospedal es secretaria general del PP, ministra de Defensa y presidenta del PP de Castilla-La Mancha. La acumulación de cargos en una sola persona en una organización es, además de un modo de hacer la organización más inmóvil, más ineficaz, una manifestación de egoísmo (quizás exclusivamente) de la persona que detecta los cargos, con el visto bueno, en este caso, de un pasivo y dubitativo Rajoy, que tiende a callarse y a inmovilizarse para no tener que tomar decisiones.

Ejemplos de egoísmo más cercano: ese, esa "conocida", que parece que solo sabe empezar cualquier frase con el pronombre "yo?", "mi?", como me contaba mi vecino el otro día de una compañera de café: cada vez que el grupo comenta algo de problemas nacionales, educativos, o sociales, ella siempre comienza su intervención: "pues mi hijo..."

Terminaremos este artículo afirmando que LA MALA EDUCACIÓN ES UNA MUESTRA DE EGOÍSMO. El maleducado/a hablando a voz en grito, tirando basura en las aceras, en los parques o en el campo, poniendo su radio o su tubo de escape al máximo ruido, mintiendo, robando de lo público, maltratando a los suyos o a cualquier animal, es un tipo de humano primitivo, que aún no ha llegado al "homo sociabilis": que, en su egoísmo, está en una escala muy inferior a la del hombre educado.