Felipe y el cambio de la madre Margarita

Bien, ya sabemos que son "las cosas de Felipe", este es su sino. Políticamente lo fue todo y puesto que hoy se niega a asumir la jubilación dada su incontinencia verbal, lo respetaremos tanto como las tribus respetan a sus mayores. Pero no todo el mundo piensa de igual forma, y antes de que su juego a lo Dr. Jekyll y Mr. Hyde le haga perder tanto crédito como tuvo, razonemos con él sobre el particular y preguntémonos qué parte de razón es la que tiene y en qué parte no nos queda otro remedio que discrepar con él.

Hagamos cábalas y pensemos que si quitan a Rajoy y nos lo cambian por un Trump que se halle escondido dentro del PP entonces no lleva razón. Pero pudiera ocurrir que el cambio es el de la madre Margarita, y si es así, ¡cuidado...! "¿Cómo correr ese riesgo?", dirán algunos de ustedes. "¿Y quién fue la madre Margarita?", dirán otros.

Vamos a explicarlo, pero antes debemos realizar un breve exordio para situarla en el tiempo, pues el tiempo transcurre tan rápido, que al igual que algunos jóvenes localizan a Franco en la época de los visigodos, quién nos puede asegurar que si hablamos de don Leopoldo Calvo Sotelo y su referente la madre Margarita no exista una mayoría de ciudadanos que sean incapaces de ubicarlo en su debido lugar en la Historia.

Don Leopoldo fue el presidente más culto, sobrio y quizá inteligente que hayamos tenido desde los albores de la democracia. Sin embargo, fue un hombre que carecía de carisma, era serio hasta aburrir ?quizá no fuera así en la corta distancia?, y como le tocó, sin pasar por las urnas, ser el relevo de Suárez cuando éste tuvo que dar la espantada, los esfuerzos de don Leopoldo para poner orden en UCD e ilusionar a las distintas familias que formaban aquel partido fueron baldíos. Aunque es de valorar que dejase el alma en el intento.

Don Leopoldo para relevar a Suárez contaba con la garantía de que había sido su Vicepresidente, pero lo que pasa: una vez elegido presidente, en actitud muy humana, don Leopoldo quiso brillar con luz propia ?apuesta que le costó algún desencuentro posterior con don Adolfo? y sin hacer apenas cambios en aquel Gobierno de Suárez, al tomar posesión del mismo se reunió con los parlamentarios centristas y para ponerles en conocimiento de que su cambio no era ningún "bluff" les contó la historia de la madre Margarita:

"Fue la madre Margarita, superiora de un convento, que un día murió, y su sucesora comenzó su mandato diciendo: 'Tal como hubiera hecho la recordada madre Margarita, hoy haremos esto... y tal como hubiera hecho la recordada madre Margarita, mañana haremos aquello...'. Así todos los días. Y después de un año, aquel convento no se parecía en nada al que regentaba la madre Margarita...".

En fin, volvemos al señor González y sus cábalas, y si lo que quiere nuestro presidente emérito es situar a doña Soraya o a la señora Cifuentes como relevo de don Mariano, hemos de decir que aunque "la vice" y "la presi" madrileña no tienen mala imagen, desconocemos si los tiempos y los cambios que necesita este país están para que el Partido Socialista entre sin fe alguna durante cuatro años en un "convento" y vaya recordando día a día a Rajoy o a la madre Margarita.

Amigo Felipe, ¡a quien tanto votamos!, creemos que lo más sensato que usted ha dicho en los últimos tiempos fue aquello de "señor Rajoy, su tiempo ha pasado". Ahora díganos, señor González, si usted se pone nervioso cuando Sánchez habla de aunar "las fuerzas del cambio", ¿su tiempo no ha pasado? ¿Y si se replantea jugar a la petanca? Quizá no nos haga caso: la petanca es el golf de los pobres.