Punto final para los Juegos de Río

Tras unas intensas semanas de deportes, con competiciones de todo tipo, los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro tocan a su fin, dejando paso a unos Juegos Paralímpicos cuyo inicio se ve puesto en entredicho por la falta de presupuesto de la ciudad de Río, aunque presumiblemente el gobierno brasileño aprobará una partida de urgencia para que puedan llegar a buen puerto, tal y como hizo con los Olímpicos.

A estas alturas ya apenas recordamos que estos Juegos Olímpicos, los de 2016, pudieron haber sido los de Madrid, que fue la ciudad finalista frente a Río para su elección como sede olímpica, y que superaba en puntuación a la ciudad brasileña en los informes de la Comisión de Evaluación del COI, en las cuales la ciudad mejor puntuada fue Tokio, que acogerá los Juegos de 2020.

En todo caso, finalmente Río de Janeiro fue la ciudad que se alzó con el derecho a organizar los Juegos y, fruto de ello, hemos podido vivir estos días las olimpiadas de una manera muy diferente a como las hubiésemos vivido si se hubiesen celebrado en Madrid. De hecho, de haberse dado tal caso, la atención mediática de nuestro país hubiese sido mucho más intensa en estos Juegos. Así, al celebrarse en Río, nuestras televisiones apenas nos están ofreciendo las medallas cosechadas por los deportistas españoles que, todo hay que decirlo, son muy pocas si nos comparamos con países similares (como Francia, Alemania, Italia o Reino Unido).

En cuanto al deporte en sí, hemos podido comprobar nuevamente que Estados Unidos no tiene rival en el medallero, y con las más de un centenar de medallas cosechadas por dicho país se sitúa muy por encima de Reino Unido y China, que ya le siguieron en el medallero en Londres 2012. Precisamente China se alzó con el primer puesto del medallero en Pekín 2008, si bien en número total de medallas se vio superado por EEUU (el medallero se ordena en base al número de oros), que desde que desapareciese la URSS ha vencido todos los medalleros olímpicos a excepción de los de 1992 y 2008.

Y es que lejos quedan ya los tiempos de la Guerra Fría en que la lucha por vencer el medallero olímpico era considerado una cuestión de Estado para Estados Unidos y la Unión Soviética, y cuya competencia aún se dejó sentir en Barcelona 92, donde el Equipo Unificado (que integraba los atletas de la recién desaparecida URSS) se alzó con la victoria en el medallero, heredando el honor que había recaído en la URSS cuatro años antes en Seúl 88, donde incluso la RDA (Alemania Oriental) quedó subcampeona en el medallero por encima de EEUU (hito que ya había logrado en los de 1974).

No obstante, podría decirse que en Seúl se limaron las tensiones de los Juegos Olímpicos anteriores. Y es que en los Juegos de Moscú de 1980 Estados Unidos decidió no participar por cuestiones políticas, hecho que fue respondido cuatro años más tarde en Los Ángeles 1984 de la misma manera por los soviéticos, que no asistieron.

Afortunadamente, hoy no hay boicots políticos a las olimpiadas y los deportistas se pueden enfrentar al que para muchos es el reto de su vida, cumpliendo un sueño que, bañado en metal o no, es un sueño por el mero hecho de poder estar presente participando en unos Juegos Olímpicos, algo que muy pocos atletas pueden cumplir. Y entre todos ellos un salmantino, Álvaro de Arriba, que ya es historia viva del deporte charro, habiendo pasado a formar parte de los salmantinos olímpicos. Bravo por él y por todos los deportistas que han podido cumplir el sueño olímpico.