El IES Mateo Hernández corre y acorta distancias contra la desnutrición infantil

La Semana de la Solidaridad de el IES Mateo Hernández sigue corriendo? y esta vez no es figurado, sino literal. Los alumnos de este centro situado en uno de los parques más desconocidos de la ciudad han corrido entre sus árboles, sus pistas, sus grafittis? y todo para evitar la Desnutrición Infantil.

Juan Guilló, responsable de acción social de la ONG Save the Children ha venido al instituto para agradecer que este centro celebra por décima vez consecutiva la carrera solidaria, y lo ha hecho con un discurso potente, seguro, cercano? el de un hombre decidido a dar las gracias a los alumnos y a decirles que Si corriera más gente, otro mundo sería posible. Guilló insistió en agradecer el trabajo de profesores y alumnos que, a lo largo de estos diez años han recaudado prácticamente 19.500 euros que han permitido realizar proyectos como los dedicados a erradicar la desnutrición infantil, eje de la campaña de este año. De una forma didáctica y dolorosamente clara, Juan Guilló afirmó que un tratamiento contra la desnutrición que dura quince días vale 15 euros, y que sabemos que un niño está desnutrido cuando su muñeca mide exactamente once centímetros. Ejemplos claros que sirven para concienciar a los alumnos más jóvenes del instituto, a los que los profesores deben, según Guilló, educar en valores, lo mismo que debe Save the Children agradecer que este esfuerzo sirva para salvar de la muerte a niños y niñas que están abocados a la muerte. Para enfatizar su discurso, Guilló explicó a su atento auditorio que la escuela es para los niños del tercer mundo su salvavidas, pues allí comen, allí beben agua limpia y, en el caso de las niñas, se retrasa su edad de matrimonio e incluso de su futura muerte como madres prematuras.

En medio de un silencio triste e incómodo, el discurso de Guilló terminó, como no podía ser de otra manera, hablando de los refugiados sirios que llevan cinco años buscando huir de la guerra, sin esperanza para unos hijos a los que se compra un salvavidas que, desafortunadamente, no sirve más que para mantenerlos a flote durante quince minutos. Gentes que se lucran con la desesperación ajena venden por diez euros un salvavidas inservible que se llena de agua y que, además, luego es revendido de nuevo. Siria, un país que tenía una escolarización infantil del 100 por 100 tiene a uno de cada cuatro de sus niños presa de enfermedades mentales, niños que acaban ahogados en nuestro Mediterráneo o amontonados en los campos de refugiados europeos.

Juan Guilló ha venido a dar las gracias al IES Mateo Hernández, a decirles muy claro a los alumnos más pequeños, aquellos que por primera vez corren esta carrera organizada por los profesores del Departamento de Educación Física del centro que cuando os ponéis el dorsal y corréis hacéis todo lo posible para que los niños de Burkina Fasso dejen atrás la desnutrición. Ejemplos claros y precisos para explicarles que si la ONG Save the Children tiene 98 años de historia es precisamente porque gente como ellos corre para concienciar al mundo de que otro mundo es posible.

Y porque en el IES Mateo Hernández hace mucho que son muy conscientes de que hay que cambiar el mundo con estos pequeños gestos, los alumnos y los profesores salen al frío del parque de Würzburg a recorrerlo, a ganar con sus ganas este dinero que tantas cosas puede hacer. Una serpiente multicolor comandada por los chicos del Ciclo Profesional de Educación Física y por Miguel Ángel Rodríguez y sobre todo Florencio Isidro y Teresa Sánchez que ha llenado de alegría y de esfuerzo un espacio emblemático del barrio Garrido. Una mañana de sol frío, de empeño, de solidaridad, de ánimo y de agradecimiento, porque quienes serán los que cambien este mundo lo hacen con todas sus fuerzas.