Machismo, ideal del amor romántico y representación de éste en la relaciones actuales entre...

Autoras: Bonny Cano, Teresa Pajuelo y Sara

A pesar de que España cuenta con un panorama teórico que promueve la igualdad de género,seguimos viendo titulares que dicen así: "Una de cada tres jóvenes considera normal que su pareja la controle"; "El 50% de las víctimas adolescentes no identifican la violencia machista", y los titulares continúan y se repiten como prueba de que todavía queda mucho por hacer para integrar la igualdad en las relaciones de pareja.El maltrato machista en las parejas no ha desaparecido, se mantiene y se reproduce especialmente entre los jóvenes. Tal y como indica la "Macroencuesta de Violencia contra la Mujer 2015" del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, que por primera vez incluye a menores de edad de 16 y 17 años y afirma que el 25% de las mujeres jóvenes de entre 16 y 19 años que residen en España y han tenido pareja en alguna ocasión, ha sufrido violencia psicológica de control en el último año; muy por encima de la media de 9,6% de mujeres del resto de edades (16 años y más) que han estado en esa misma situación en el mismo periodo

¿A qué se debe esta repetición sistemática del maltrato en la pareja? ¿Por qué las víctimas suelen ser las mujeres?

Para responder a estas preguntas cabe situarnos en qué tipo de sociedad y cultura vivimos. Nuestra sociedad está cimentada y organizada en la cultura del patriarcado. Ésta se basa en la distribución desigual del poder entre hombres y mujeres, donde las mujeres quedan subordinadas al dominio de los hombres. Si bien es cierto que la forma de ejercer el poder en la familia ha cambiado hasta llegar a nuestra época, como dice Fontanela (2008), en los Estados modernos el poder de vida y muerte sobre los otros miembros de la familia ha cambiado de manos del padre de familia al Estado. Naturalmente, ahora el Estado interviene en la familia y, como garante de derechos en su respeto, protección y ejercicio, penaliza algunas manifestaciones machistas. Pero, aun así, el patriarcado perdura en el comportamiento de los jóvenes que siguen esquemas tradicionales de relaciones, las cuales permiten la supervivencia de los sutiles micro-machismos. Dichos esquemas se mantienen gracias los marcados roles que se nos asignan desde la niñez en función de nuestro sexo. En la actualidad estos roles de género continúan existiendo y son reproducidos en mayor o menor medida en todos los ámbitos de la vida, los típicos de niñas educadas para ser princesas frágiles y sensibles, y niños fuertes, protectores e insensibles.

Los estereotipos y roles que siguen perpetuando nuestros adolescentes son altamente machistas. Las características que se asocia a los individuos en función de su sexo están muy bien delimitadas y se ciñen a la imagen tradicional de masculinidad y feminidad. Este tipo de comportamientos, son heredados a través de la familia, de la imitación, del aprendizaje social y marcan las expectativas sobre la pareja y su significado.

Concretemos, los modelos de masculinidad adquiridos por los jóvenes, desde las más temprana infancia y a través de diversos medios, ejercen una presión hacia el control, dominación y poder sobre su compañera, ya sea de forma sutil o a través de agresiones verbales, físicas y/o sexuales.El modelo de feminidad enseña a las niñas cuáles son sus dotes "naturales" como futuras mujeres: ser sensibles, atentas, dependientes, etc., y con más preocupación por encontrar como pareja a alguien protector y que la sustente que de valerse por sí mismas.

Debido a estos conceptos tan arraigados de lo que es un hombre y una mujer, sumado a una visión romántica del amor estamos ante un panorama de violencia constante de un género hacia el otro. Por ahora, la violencia que sufren las adolescentes no acaba en asesinato, pero es notorio el aumento de jóvenes menores de 25 años que sufren violencia machista por parte de sus parejas y se encuentran en tratamiento.

Enfrente a este problema la Comisión para la Investigación de Malos Tratos anuncia que "En estas edades estamos luchando contra el amor, no contra el maltratador". Nuestra cultura mitifica la violencia pasional y el odio, sigue dominando una visión romántica donde el amor consiste en el aguante de las mujeres, seducidas por una figura dominante y protectora. Esto se debe a que, como hemos dicho antes, los jóvenes en sus primeras relaciones funcionan principalmente por imitación, y los patrones de relación convencional son profundamente machistas, relaciones de control y dominio, donde la persona amada pasa a ser una mera posesión.

La concepción romántica del amor es por donde se cuela el machismo en las relaciones reales. Cabe destacar la gran influencia que tienen los medios de comunicación en la representación del ideal romántico, donde se presenta la posesión como el máximo exponente del amor.

Por lo tanto, con todo lo anteriormente mencionado, nos encontramos en un contexto en el que los adolescentes rechazan abiertamente la violencia, pero aún así se alerta que el nivel de machismo en la juventud es muy elevado debido a la reproducción inconsciente de relación amorosas basadas en la posesión y la dominación. Estas relaciones basadas en el esquema de amor romántico son normalizadas y respaldadas por el conjunto de la sociedad.