Cuando la desgarradora realidad desborda las estadísticas oficiales

Autora: Isabel Inguanzo

Cuando Amnistía Internacional Salamanca me pidió escribir un artículo sobre violencia de género para su columna semanal de derechos humanos, decidí esperar hasta el último día posible para empezar a escribir. No es por pereza, ni por falta de argumentos, ni siquiera porque el drama es tan abrumador que una ya no sabe ni por dónde empezar. Es porque tenía la triste sospecha de que la cifra de asesinadas por violencia machista podía aumentar hasta el último día. Y así ha sido. El sábado un hombre mató a su mujer en Mallorca, y ya van 6 mujeres asesinadas. El doble que en todo el mes de enero de 2015. Esto viene a decir que en lo que llevamos de 2016, una mujer es asesinada por su pareja o expareja cada 4 días. Este año tiene 366 días, hagan ustedes las cuentas.

Y digo que las hagan ustedes mismos porque el ritmo con que en España la violencia machista se lleva por delante las vidas de las mujeres es tan elevado, que las fuentes oficiales ? con el Ministerio de Sanidad a la cabeza- no dan abasto para recoger los datos. A día de hoy, la base de datos del ministerio sigue diciendo que son 4 las mujeres asesinadas. Esto es particularmente frustrante para mí, porque me harto de decir a las y los estudiantes que siempre vayan a las fuentes oficiales, pero los dramas humanos se empeñan en demostrar que no caben en una base de datos. Así que para llevar la macabra cuenta más vale consultar los periódicos, o como a veces hago yo, guiarse por el número de concentraciones de repulsa que convoca el Ayuntamiento de Salamanca. La realidad en cualquier caso desborda la estadística oficial.

Y lo hace de muchas maneras. No solo porque el registro minucioso es complejo y lento, sino también, porque hay muchas víctimas de la violencia machista que quedan en tierra de nadie en el mundo de los registros y los titulares. Hablo de todas las mujeres que son asesinadas por las parejas y exparejas de amigas o de mujeres de la familia. Hablo de los niños y niñas que son asesinados con el único propósito de hacer sufrir a sus madres, o de los que son testigos de cómo sus madres son torturadas o asesinadas. La Macro-Encuesta de violencia contra la mujer del CIS de 2015 indicaba que "Del total de mujeres que sufren o han sufrido violencia física, sexual o miedo de sus parejas o exparejas y que tenían hijos/as en el momento en el que se produjeron los episodios de violencia, el 63,6% afirma que los hijos e hijas presenciaron o escucharon alguna de las situaciones de violencia".

También hablo de todas las mujeres y niñas que han sufrido violencia sexual, por parte de sus parejas, exparejas o terceros: 13,7% de las mujeres residentes en España de 16 o más años, de acuerdo con la Macro-Encuesta del CIS. Estaríamos hablando de 2.738.798 mujeres y niñas de 16 años o más residentes en España que han sufrido violencia sexual a lo largo de sus vidas. Más que toda la población residente en Castila y León junta (contando mujeres y hombres y todos los grupos de edad). Pueden hacer ustedes mismos los cálculos a partir de los datos del INE, a mí ya me han empezado a dar náuseas (http://goo.gl/Tk1MGA)... Y ahora que lo han hecho, ¿no creen que es rematadamente urgente hacer algo al respecto?

Podríamos seguir y seguir con este baile de cifras macabras, pero la triste realidad sigue ahí fuera asesinando, torturando, aterrorizando y violando. Amnistía Internacional ha recordado y sigue recordando a las autoridades españolas que legislar por sí solo no basta. Ninguna ley o normativa será suficiente si no va acompañada de un verdadero compromiso de las autoridades para ponerla en práctica. Para ello, el Gobierno español debe comprometerse a:

• Hacer una evaluación de todas las medidas establecidas en la Ley Integral de Violencia contra las Mujeres, especialmente en relación al funcionamiento de los juzgados especializados de violencia de género.
• Asegurar que en dicha evaluación hay una participación activa de las víctimas supervivientes y sus familiares para conocer los obstáculos a los que se enfrentan y adoptar medidas adecuadas para atender sus necesidades.
• Garantizar que las mujeres víctimas de violencia de género y de violencia sexual, ya sea cometida por pareja o expareja o por terceros, tienen todos sus derechos garantizados y recursos disponibles para su protección.
• Garantizar el derecho a una verdadera reparación de las víctimas, que incluya la no repetición de los abusos.

En el momento de escribir este artículo el número de mujeres asesinadas por violencia de género era 6, pero es posible que cuando esto se publique, la cifra haya quedado (también) desactualizada.