La flor mas bella

Hubo tiempos no muy lejanos, que los niños de familias pudientes no asistían a la escuela, eran instruidos en sus domicilios por maestros, gozaban de comodidades, reían con otros niños de su edad, tenían numerosos hermanos, jugaban con el servicio encargado de distraerles, y se relacionaban con niños de su clase social; pero la mayoría de pequeños no disfrutaban de una infancia tan distraída y lasa, lo normal era que los pequeños a edades muy tempranas trabajaran mucho, ayudando a sus padres en todas la faenas, e ir a la escuela cuando el ganado o las obligaciones lo permitían.

El cuento -rescatado de la colección escrita hace años- viene a propósito del recién estrenado Nuevo Año, a lo largo de él, vendrán días muy felices, otros menos y algunos tendremos tentación de abandonar. No lo hagamos, recordemos el ejemplo que nos da Esperanza y jamás nos dejemos llevar por el vendaval huracanado, o la melancolía, en tarde de solaz monótono y frío. Hemos de encontrar no complacernos jamás en nuestra desgracia, dejar de enjugar el llanto, buscar nuevos horizontes y sonreír siempre.

ESPERANZA

Esperanza siendo muy chiquitita se quedó sin padres, -los progenitores fallecieron víctimas de la gripe-; Al no tener familia la pequeña sobrevivía de lo que le daban los vecinos; cerca de su casa, vivían unos campesinos que tenían hijos de la edad de Esperanza, algunas tierras y ganado. No sabía la pequeña que todo puede ser más negro de lo que parece, aconteció que señor Pedro y señora María piensan en noches de luna llena y al calor de la lumbre que deberían llevar para su casa a la huérfana. Reunidos en la Plaza Mayor del pueblo con el señor cura y representantes de vecinos, anuncian que se harán cargo de la huerfanita:

-Nosotros nos haremos cargo de esta niña, sentimos una enorme pena, viendo como va por los caminos del pueblo medio desnuda y casi descalza, desde ahora será una hija más para nosotros y compañera de juegos de nuestros hijos.

-¡¡¡Bien, bien!!! -Dijeron los representantes de la ley-

Pero aquella aparente buena obra ocultaba una tremenda ponzoña.

La niña fue acogida bajo un miserable y sucio techo, a cambio de realizar todas las tareas dentro del hogar, barrer, fregar, hacer las camas de las repelentes 5 hijas, cocinar?luego hecha la casa, había de limpiar los establos, dar de comer al ganado, echar grano a los patos, gallinas, hierva a los conejos, total, que cuando se sentaba cerca del fuego, o en verano contemplaba las estrellas, estaba¡ tan cansada! que solo podía pensar que la pesadilla que vivía terminara pronto; deseaba tener unos padres como todos los vecinitos, jugar con ellos, llevar vestidos limpios y sin remiendos, ser querida, escuchar -te quiero Esperanza-

Esperanza a parte de todo lo que diariamente debía cumplir sin rechistar, recibía malos tratos y burlas de los niños-hermanos, y algún cachete de los señores de la casa. Una vez a la semana descendía por los prados, llevando sobre su cabeza, una barreño cargada de ropa sucia, que debía lavar en el riachuelo, en verano, la tarea era llevadera, pero cuando llegaba el invierno, las aguas bajaban gélidas, y la pequeña Esperanza, con sus manos enrojecidas cual tizones y llenas de grietas debía seguir lavando y restregando para retornar a casa con la colada casi seca.

Tenía 10 años Esperanza cuando el invierno regresó otra vez, se mira las manos ¡le dolían tanto! ¡tanto! que muy decidida quiere romper con aquella vida de humillaciones. No tenía herencia, los buenos señores se la habían quedado falseando una vida plena de amor y ternura ?piensa entonces-

-Si pudiera marchar de junto esta gente, encontrar personas que me quieran; sus mejillas se llenan de lagrimas y ¡llora! y ¡llora! hasta ser su rostro un lago de lagrimas

-¡Chisss, Chisss!

Suena la naricilla, levanta los ojos ¡yyyyyyy!

De aquellas gélidas aguas sale una bellísima mujer de blanquísima piel, largo cabello, ojos verdes?todo en ella reflejaba bondad y dulzura. De sus manos salían haces de luz de múltiples colores.

_ ¿Quien sois hermosa señora?

-Nada respondió la bella mujer, solo la miró con ternura, mientras uno de sus haces tocaba el agua que ya no volvió a ser fría, estaba templada para poder lavar Esperanza sin temer a que sus manitos se agrietaran. La niña casi se abraza a la desconocida, deseaba hablarle, hacerse amiga, contarle todos los sufrimientos, pero la bella mujer se desvaneció en el agua.

Esperanza sabía que no había sido un sueño, ya que el agua cuando acudía a lavar estaba templada, y casi sin esfuerzo terminaba rapidísima la ingrata labor.

Llega un día de fuerte niebla, la pequeña siente mucho frío y pocas ganas de bajar a lavar, no obstante una fuerza interior la empuja. Deja todo ordenado en casa, coge la tinaja y marcha al río. Estaba de rodillas, restregando la ropa contra la piedra, cuando:

-OHHHHH, es usted señora hermosa, gracias por venir, está muy guapa, envuelta en esos vestidos que brillan como el sol, pero hábleme y escuche, necesito pedirle un consejo.

No obstante la dama siguió callada y desapareció entre las aguas.

Esperanza no entendía nada de lo que estaba sucediendo. Seguía con su cansada rutina, esta vez tocaba recoger leña en el bosque, de repente todo el bosque se llena de luz, vuelve a hacer presencia la extraña mujer, más bella que otras veces y siempre con la sonrisa en los labios. Sorprendida la niña dice:

-¡Por favor! le pido que me escuche, no puedo seguir soportando a esta gente que me maltrata, el trabajo es tan duro que desfallezco, y la comida tan escasa que apenas si llega para calentar el estomago, deseo salir de este infierno e ir a un lugar donde alguien me dé una tarea digna y encuentre a esas personas que me quieran.

La hermosa Dama le dice:

-Se todo lo que sufres y has sufrido, el peor dolor la perdida de tus padres, luego el terrible dolor que estas malas personas infringen diariamente, no dudando en robar tu pequeña vivienda y apoderarse de las tierras que dejaron tus difuntos padres, nunca has sido una hija para ellos, a cuenta de tu herencia engrandecieron sus tierras, viven descaradamente ricos y tu eres su esclava. Pero querida niña, yo solo puedo hacer favores muy pequeños, y lo que tú sufres es tan grande que se escapa a mis poderes, una persona del bosque, envidiosa de mi generosidad, me echo un mal de ojo, y todo lo grande y hermoso que podía hacer por los demás quedó anulado.

La señora seguía sonriendo, pero ahora la sonrisa se volvió tristísima. Otra vez desapareció en el bosque, solo que el bosque ahora se había vuelto oscuro, frío.

Esperanza regresa a la casa de los amos dispuesta a limpiar el establo, cuando estaba empezando la faena, vuelve la bella señora, de su mano sale un rayo de luz de color verde y todo queda reluciente; vuelve a desaparecer como hacia siempre.

Esperanza a partir de este encuentro, nota algo diferente en su vida, y para bien, las faenas de casa y del campo se le hace más fáciles menos costosas.

Otro día en que remendaba la ropa a la puerta de casa, aparece la señora delante de ella

-¡Que alegría poder contar aunque sea por unos segundos con vuestra presencia!, sé que me estáis ayudando a llevar esta carga ?gracias-, no obstante sigo insistiendo en que deseo dejar esta gente, y partir lejos de estas malvadas personas, donde alguien me quiera, me cuide. ¿Porque alguien habrá? ¿Verdad?

-Hija, el mal de ojo que me han echado es fuertísimo, quizá si tú me ayudas, y siendo muy fuertes podamos vencerlo. ¿Estás dispuesta a ayudarme?

-Bella Señora, ¡yo! ¡yooooo!,-titubea la niña- hago lo que usted me diga por difícil que sea.

-Este embrujamiento solo quedará roto, el día que el monte que está a las afueras del pueblo?

-Nunca lo he visto

-Es que está lejos, lejísimos, pocas personas saben donde verdaderamente se encuentra. El día que ese monte cubierto de una densa capa de hielo se transforme en un lago de cálidas aguas, donde vivan cisnes, patos, e infinidad de peces, solo entonces, quedaré libre del hechizo.

No bien hubo dicho esto volvió al mundo de los deseos. Esperanza se pudo a pensar

-Por mucha leña que lleve, por mucho fuego que haga, jamás conseguiré calentar esa montaña y deshacer esa capa de hielo.

El desanimo vuelve a hacer mella en la niña

-¡Jamás encontraré a nadie que me quiera!

Con estos pensamientos regresa a casa, era la hora de encender el fuego. Echa lecha y mas lecha, pero solo consigue que salga un denso humo, ya a punto de llorar se acercaba la hora de la hacer la cena y no había podido encender la cocina; de dentro del humo azulado, salen dos criaturas chiquitinas:

-¡Hola pequeña!, nosotros somos los Delfos cuidadores del hogar, podemos ayudarte a anular el hechizo que envuelve a la Bella Mujer, pero has de cumplir un encargo y es lo siguiente: cortar la flor que vive en la cima de la montaña, y que lleva tu nombre "Esperanza"

La pequeña no duda en emprender el camino, camino duro y arduo, que en muchas ocasiones estuvo a punto de abandonar, cuando el cansancio era tan fuerte y el desanimo la aterrorizaba, siempre aparecía una luz que le ayudaba, dando ánimos a continuar, haciendo los obstáculos menos agresivos. Así consiguió llegar a la cima de la montaña, encontrar la hermosa flor, deshacer el hechizo de la bella mujer, y a partir de aquel día, su vida de sufrimiento cambió fue una niña querida y deseada dentro de una familia de acogida.

Escrito en Salamanca un 7 de enero de 2005