El futuro viene por el Oeste

Los españoles ya hemos asumido que la crisis no va a ser temporal. Que ya no podemos hablar de los ciclos bíblicos de, 7 años de vacas flacas y otros tantos de gordas. Que vamos a tener que convivir con esta situación durante un largo tiempo, pero que vamos a tener que trabajar duro para, cuando menos, no volver al pozo de donde veníamos hace tan solo 4 años.

Hoy ya sabemos que para mirar al futuro de frente hay que mirar al horizonte. Tener miradas amplias y estar dispuesto a moverse y colaborar con el entorno para mejorar nuestra situación personal. No lo neguemos, el peor de los errores de los castellanos (y leoneses para los más de banderas) ha sido siempre la condescendencia. No hace tanto, una persona me obligó a retirar el término "identidad histórica" de una ponencia política en Castilla y León sólo por indicar que, para poder reclamar todo lo que hemos aportado al valor universal de España, hay que poner en valor nuestra tierra. "Eso se asume de manera inherente" dijo vehementemente esa mujer, pues así estamos. Que hablemos castellano, que el derecho internacional se creara aquí, que la cuna de grandes dirigentes de nuestro país fuera y sea esta tierra, que la Universidad más antigua de España y una de las del mundo, esté en este extenso territorio ha provocado que muchos se miren en el espejo y no dejen de tirarse besos. Salir a la calle significa otra cosa. La gente no tira besos o echa dinero a nuestros proyectos si no es porque hay algo que aporte valor a la sociedad y eso va más allá de los espejos.

Hoy mirar al horizonte lejano del futuro de la recuperación es mirar al oeste. Portugal es parte del futuro de España, Salamanca y parte de Castilla y León debe aprovechar este impulso. Nuestro territorio vecino se ha recuperado extraordinariamente de la trágica situación que vivía hace solo unos años. Han pasado de una prima de 1.280 puntos a principios de 2012 a 180 puntos actuales. Han pasado del rescate europeo de abril de 2011 a abandonarlo sólo 3 años más tarde. Y todo esto con escasas ayudas públicas de estímulo al consumo y de intervención sobre la economía. Esa menor intervención ha provocado que el déficit público haya pasado del 11,2% del Producto Interior Bruto (PIB) en 2010 al 3,2 previsto para este año y que hubiera llegado al 1,8% de no haber convocado elecciones y haber tenido que prorrogar presupuestos. Políticas económicas dinamizadoras han sido políticas no intervencionistas.

Si hablamos de turismo en nuestro país vecino es pensar en Lisboa y el Algarve, pues bien, sólo han crecido un 1,5% en estos 2 últimos años, sin embargo, Oporto ha crecido un 20% y la facturación media de los servicios asociados, creció un 18%. Sus responsables vinculan este crecimiento a las empresas de viajes low cost y un turismo pensado en la especialización basada en los recursos más al alcance: rio y vino.

Europa obliga, pero solo un gobierno decidido (quizá también acosado) dio el paso de romper el monopolio aéreo portugués para que haya mejor movilidad territorial en Portugal. Antes los vuelos y las líneas estaban monopolizadas por la estatal TAP, compañía aérea gubernamental portuguesa. Hoy, tras la liberalización, el territorio tiene una economía mejor distribuida. Es el caso de Madeira, que ha visto aumentadas sus visitas un 23% y su facturación vinculada ha crecido un 28%.

Si hablamos del tráfico portuario de mercancías, ya da para escribir volúmenes y volúmenes de buena estrategia comercial. Se han abierto no sólo a los mercados emergentes de Suramérica, han fijado una buena relación con Estados Unidos y una estable con China. Las exportaciones han crecido el 6% sólo en el tercer trimestre de 2015 y siguen avanzando. El Presidente de la Cámara de Comercio sentencia rotundo: "la crisis ha traído algo bueno, ha sacado al empresario de la ayuda estatal y ha salido a moverse. Estaba pendiente del Gobierno, de sus ayudas, de sus obras públicas, de sus concesiones y subvenciones. Finalmente el empresariado se ha abierto su propio camino".

Tenemos delante importantes lecciones: liberalización, no intervencionismo, no ayudas-control al tejido empresarial, mirar al exterior sin mirarnos el ombligo, apuesta por las infraestructuras de la necesidad y de la orientación empresarial, no de gurús ni de intereses políticos. El futuro está ahí, mirando al horizonte, mirando al oeste. Gracias amigos lusos.