Grupos de jóvenes de familias de rancio abolengo

Hoy, cuando, incendiados por grupos xenófobos, aún humean en Alemania cenizas de los centros de residencia de extranjeros, lo que conlleva el amargo y falso lamento de la misma garganta que un minuto después anula la partida presupuestaria para su protección; cuando se investiga en España el enésimo caso de un mendigo quemado vivo, y otro apaleado, y uno más escupido y golpeado por grupos de jóvenes de familias de rancio abolengo y más rancios agarraderos que los dejarán, otra vez, impunes; cuando los gobiernos han renunciado a discutir sobre el número de refugiados que acoger en sus países y han empezado a discutir del número de metros de altura del muro, de la valla y del fusil, y no del de los que siguen pudriéndose en los centros de residencia que, de vez en cuando ?grupos de jóvenes de familias de rancio abolengo-, arden; cuando se archivan, anulan, sobreseen y terminan en el cubo de la basura denuncias por agresión a inmigrantes, expulsiones ilegales y ataques varios a indefensos refugiados; cuando siguen alzándose cada vez más sonoras y descaradas voces de políticos (es un decir), que proponen anular la atención humanitaria a extranjeros, y ese discurso es aplaudido, coreado y alimentado por parlamentarios, jueces, periodistas y hasta por arquetípicas familias de sonrisa permanente ?grupos de jóvenes de familias de rancio abolengo-; cuando de nuevo, como cada día, han sido agredidas personas homosexuales por el hecho de serlo, y los machitos de este país ?grupos de jóvenes de familias de rancio abolengo-, siguen teniendo foros, canchas y altavoces, cuando no escaños, alcaldías y decretos para sus vómitos de intolerancia, estupidez y parálisis mental; cuando los concejales cruzan las calles borrachos, los ladrones toman café con las autoridades, el amarillismo se apodera totalmente de la prensa, el sensacionalismo invade la información, la zafiedad se enseñorea con los restos de lo que fue la cultura, la tradición se confunde con la brutalidad y a nadie le parece que algo sea corregible aunque nada sea objetivo, ni limpio ni ecuánime, hoy, precisamente hoy, se pretende seguir hablando de casos puntuales (¡ay!, que China se hunde...), de brotes aislados de fascismo (¡uf!, Isabel Pantoja otra vez en la cárcel...), de neonazismo minoritario (¡viva la fiesta y el alcohol!, España arde en fiestas...)...y se sigue hablando de casos de rara (!) intolerancia (¡vaya!, habrá partidos de fútbol el Fin de Año)...; y antes de emprender su próxima procesión de fantasmagórica nadería y boca abierta se emborrachan, gritan, aplauden, vomitan, golpean, presumen, maldicen, queman, insultan, desprecian o dormitan grupos de jóvenes de familias de rancio abolengo.