Joaquín Chanca reivindica que “es tiempo de hacer un Ciudad Rodrigo mejor”

Ciudad Rodrigo arrancó a última hora de la tarde del lunes la celebración del Martes Mayor 2015 con el pregón de la celebración, que este año corrió a cargo del hostelero mirobrigense Joaquín Chanca Díaz (lo pueden encontrar íntegro en esta dirección: http://salamancartvaldia.es/not/88372/pregon-integro-de-joaquin-chanca-diaz-lsquo-tiempo-de-ciudad-rodrigo-rsquo-/).

El acto del pregón en el Teatro Nuevo Fernando Arrabal lo abrió la concejal de Cultura y Turismo del Ayuntamiento, Azahara Martín, quién repasó el currículum personal y profesional del pregonero, que recorrió el patio de butacas del Teatro antes de subir al estrado.

Joaquín Chanca inició su intervención bromeando con el cambio de fecha 'a última hora' del Martes Mayor ("con tanto cambio ni yo sabía ya que día tenía que venir a dar el pregón"), lo que ha hecho ?cómo él mismo desveló- que la celebración no caiga en la fecha de su cumpleaños, el 4 de agosto, como inicialmente iba a ocurrir.

En el tramo inicial de su pregón también tuvo palabras de agradecimiento y cariño para la persona que le propuso como pregonero, la anterior concejal de Comercio y Turismo, Adoración Cañamero. Asimismo, agradeció a la nueva Corporación Municipal que haya mantenido el nombramiento, añadiendo con humor que le hubiera gustado que se le hubiera elegido como pregonero, más que por ser hostelero y colaborador en varias actividades, por ser "mirobrigense, nacido, criado y engordado en el arrabal del puente".

El bloque principal de su pregón estuvo centrado en repasar como ha vivido el Martes Mayor "desde diferentes facetas" a lo largo de sus 39 años de vida, empezando por cuando era niño.

De esa época recuerda que todos los días de verano eran similares, "todos menos uno, el Martes Mayor; este era el único en el que yo no iba al campo". En este punto, recordó algunas anécdotas camperas, como cuando teniendo 3 años un novillo le tuvo entre los cuernos contra la pared mientras jugaba con él. Esa vida en el campo la hacía junto a sus abuelos, para quien tuvo un sentido recuerdo: "siendo tan diferentes, ambos me enseñaron tanto, que algún día me gustaría ser como ellos".

Su primer recuerdo del Martes Mayor llegó de la mano (literalmente) de su abuelo Joaquín paseando por las calles de Ciudad Rodrigo para ir a llevar un encargo, que le salió bastante rentable por las propinas que le dieron los amigos de su abuelo: "llegué a juntarme con más de 300 pesetas, un par de helados y una mirinda", compensando el haberse quedado sin paseo por las calles de Ciudad Rodrigo por la noche con su abuelo como el resto de días.

Dejada la niñez, pasó a una etapa en la que "me gustaba mucho más pasear de la mano de alguna chica que de la de mi abuelo". En esos años, se encargaba de llevar los pedidos de la carnicería familiar, intentando acabar lo antes posible para irse a disfrutar del Martes Mayor a la colada, apuntando que "solo quienes hemos visto como se ponía la colada esos días sabemos lo que era realmente la colada".

El siguiente cambio de relevancia fue cuando la carnicería familiar se transformó en el Mesón Patato, "y en vez de ser yo quien iba a llevar los encargos, eran ellos los que venían, a menudo bien cargados, a pedirme un poco más de beber". Ya como camarero, recuerda cuando llegó "el boom del agua y de las pistolas", que tuvo su culmen en el Martes Mayor del año 2002, cuando hubo una inundación en su establecimiento.

Sin olvidar aquellos años "sencillamente maravilloso", hoy en día el Martes Mayor es para el pregonero "un día de trabajo, de mucho trabajo", y "de poca fiesta", disfrutando "con cosas más sencillas", como cuando su hijo Luis pasea con su padre por las calles de la ciudad igual que lo hizo él con su abuelo.

El bloque final del pregón lo inició con un recuerdo para el Árbol Gordo, porque es el primer Martes Mayor que "no está con nosotros", reflexionando que la creación del Martes Chico no deja de ser un homenaje al mismo. Desde su punto de vista, este nuevo evento que se estrenó la semana pasada debe "perpetuarse en el tiempo".

Como reflexión final, Joaquín Díaz cree que hay que cambiar cosas en Ciudad Rodrigo: "el espíritu o la actitud que tenemos los mirobrigenses en un día como este, al igual que pasa en carnavales, tendría que contagiarnos para otros muchos días del año", ya que en esas fechas "aparcamos nuestros problemas, parecemos mucho más felices, lo perdonamos todo, ayudamos al vecino e incluso al desconocido". Ese espíritu "deberíamos de trasladarlo a los otros 360 días del año y trabajar y luchar por un Ciudad Rodrigo mejor".

En esa tarea no sólo deben involucrarse los políticos, sino todos los mirobrigenses: "es el momento de los ciudadanos, de los jóvenes y no tan jóvenes, de los empresarios, los autónomos y los trabajadores". Como consejo final, pidió a todos los presentes que piensen en un lugar especial de la ciudad, al que cuidar, para así vivir todos en "una ciudad todavía más bonita de la que hoy ya disfrutamos".

Concluido el pregón, Joaquín Chanca recibió de manos del alcalde Juan Tomás Muñoz una panorámica de la ciudad realizada por la artesana mirobrigense Elvira Casado. Asimismo, Juan Tomás Muñoz expresó que espera que se puedan hacer realidad los deseos del pregonero en torno a ciudad Rodrigo.