Se llamaba Gisberta

Lesbiana, gay, bisexual y transexual son términos con los que ya convivimos. Hace pocos días se celebró el Día Internacional del Orgullo fecha en que se conmemoran los disturbios de Stonewall, Nueva York, de 1969, una serie de manifestaciones espontáneas y violentas en protesta contra una redada policial que tuvo lugar en la madrugada del 28 de junio de ese año en el pub conocido como Stonewall Inn.

En estos días siempre me viene a la memoria el escalofriante hecho sucedido en la localidad portuguesa de Oporto. Una acontecimiento que me dejó noqueado durante tiempo tanto por su crueldad, como por su sin razón, sus autores, su víctima y la absoluta falta de respeto de que hicieron gala ciertos medios de comunicación. Los titulares afirmaban que 14 menores de entre 13 y 16 años fuero autores de la muerte - ¡asesinato!, diría yo ? a pedradas y golpes de un ser humano. Tras lo cual arrojaron el cuerpo a un pozo en un garaje subterráneo del centro de la ciudad. Cuando uno tiene conocimiento de realidades tan espeluznantes y macabras como estas, es inevitable recordar a Thomas Hobbe - el hombre es un lobo para el hombre ? y pensar que se quedó corto en su popular afirmación.

Los medios de comunicación añadían que se trataba de un travesti, drogadicto, que ejercía la prostitución ¿en qué mejoraba esto la información sobre lo sucedido? ¿si se hubiera tratado de un hombre calvo, gordo y heterosexual, ladrón de coches se hubieran resaltado también estos detalles? ¿o es que la condición de la víctima atenúa la gravedad de lo sucedido, la injusticia y el horror de un hecho así?

Ante todo y sobre se trataba de un ser humano, una persona cuya vida nos era a todos completamente desconocida y que pareció no interesar a nadie salvo por aquellos detalles que permiten añadir adjetivos morbosos a los titulares en negrita ¡a eso quedo reducida una vida de 40 años, sin un nombre! El juez decidió suspender el juicio contra los agresores, dado que en su opinón la víctima murió ahogada y no a causa directa de la brutal paliza que recibió. El crimen quedó, por tanto, impune y los agresores, en libertad.

Menores de edad asesinos, jóvenes que maltratan a sus padres, compañeros de clases, incluso profesores, que graban en móviles sus actos de violencia y los retrasmiten. Cuando sus autores son aquellos que un día heredaran lo que seamos capaces de dejarles, confieso que siento miedo. No me valen los argumentos de siempre: se trata de una minoría, son chicos descarriados, víctimas de la sociedad en la que vivimos, porque la sociedad no es un ente abstracto, se compone de personas, de ustedes y de mí y si hechos como estos se producen TODOS tenemos un grave problema. No se trata de ser tolerantes, debemos dar el siguiente paso adelante y ese no es otro que el respeto a la dignidad de los demás para lo que resulta indispensable el conocimiento de las circunstancias que cada uno se ve obligado a vivir.

En los meses que llevamos de este año ya se han producido 20 casos de violencia de género ¿forma parte esta salvajada de dicha violencia o más bien se trata de violencia de GENEROS? Nadie es como otro. Ni mejor ni peor. Es otro. Y si dos están de acuerdo, es por un malentendido, como afirmaba Jean-Paul Sartre Por cierto, era inmigrante, procedía de una muy humilde favela brasileña y se llamaba GISBERTA.