Palabras con sabiduría

En mi inútil afán por ordenar el caos en el que estamos sumergidos en el mundo, desde siempre, suelo apuntar en cualquier papel algún esbozo o algunas palabras que aporten alguna idea para los artículos, así como algunas frases que escucho, también de autores más o menos conocidos con las que me voy tropezando y que en principio, me hayan gustado especialmente. Así no es de extrañar que tenga por mi mesa escritos y subrayados; estas ideas, con el fin de darme pie a decidirme por uno u otro tema, aunque confieso que no pocas veces, la frase me dio para empezar y no para continuar, y tengo que desechar el mismo y apuntar a otro. Hay algunas de ellas que cuando la hoja esta atacada de tanto apunte, los paso a una nueva y así van pasando de sucio a limpio incluso, durante meses. Las dejo así porque desconfió que mis "meninges", me confundan por si algún día quiero usarlas. Además, me gusta volver a recordarlas, si ya sé que es una tonta manía, de la que no había sido plenamente consciente hasta ahora. O sea, hasta hace unos días cuando volví a pasar una vez más el contenido de una vieja hoja a otra nueva, me vi reescribiendo por enésima vez esas frases aisladas, algunas conocidísimas, otras mucho menos, y me pregunte porque entre los millones de citas celebres que pululan por el mundo (y de los cientos que he utilizado en los textos a través de los años). Son curiosas estas fijaciones- (de las que a buen seguro no seré el único)- que los humanos sentimos por las palabras y sobre todo por unas palabras concretas, por unas frases específicas, por unos versos, o sonetos, que quizá no sean los más bellos o agradables de la historia, pero que son los que nos resuenan por dentro. Es a través de estos montones de palabras cuando nos revelamos, como también lo hacemos al elegir las palabras dichas por los demás, donde aunque uno se tenga por vitalista no deja de tener como muchos autores una percepción desesperada de la vida, o tal vez si amas la vida te atormente aún más la oscuridad.

Y ojeando entre mis citas desperdigadas, debo elegir alguna que da la imagen coherente y estremecedora de la existencia "La vida es el sueño de una sombra" (Píndaro),"La vida es una historia contada por un necio llena de ruido y furia, que nada significa" (Shakespeare). Son citas, que nos describen con limpieza el significado de las muchas conversaciones, de fórmulas en constante cambio entre los diversos yoes que habitan entre nosotros. El seguimiento de esas citas nos hace interconectados, como esta de (Einstein) "Todo el que aspire a ser un auténtico científico debe dedicar al menos media hora al día a pensar al contrario que sus colegas". Como se puede apreciar, la misma puede ser utilizada para cualquier otro destino, al igual que esta otra del lapidario (Aristóteles) "Hasta en la cabeza del hombre más inteligente hay un rincón para la estupidez". Y la no menos brillante, encantadora y atinada. "La gallina es simplemente la manera que el huevo tiene de hacer otro huevo" (Butler). La misma encierra una actitud intelectual; que nos describe la necesidad de esforzarse en ver el mundo fuera de las rutinas y los prejuicios mentales. Ponerse incluso, en el lugar del huevo, para ver si existe otra manera de contemplar y entender las cosas. Y no perder nunca de vista la mentecatez congénita que todos arrastramos. Y con esta cita de despedida, que nos pone en alerta de la profunda crisis en todos los sentidos que padecemos, nos dice (Platón), "Lo justo es lo que conviene al más fuerte", que es la prueba evidente de nuestro declive, del soportar las injusticias, y presenciar atónitos y perplejos, hacia donde se inclina, casi, siempre la balanza. Si amigos con estas y con otras mágicas palabras, que uno va cosechando y conservando de hoja en hoja, es la forma de encontrar el valor para dirigirme a ustedes.

Fermín González- comentarista- Salmanacartvaldia