Aquí, de sondeo a pie de urna

Y es que nos puede la prisa, la verdad, no esperamos ni a desprecintar la urna y ya estamos haciendo números como locos. Pero claro, solo son predicciones, que ya podían anunciar las lluvias que ansiamos los alérgicos? nada, ahí tienen al personal preguntando y a todo el mundo poniéndose de los nervios antes de contar los votos. La estadística es una ciencia un tanto perversa. Demorarse, esperar, tener paciencia? en esta vida loca donde vivimos de corrido no hay mucho espacio para la calma, solo cuando nos tomamos una cañita en la terraza del bar y hay que hacerla durar un buen rato viendo pasar al personal. Claro que con este viento y esta bajada de temperaturas ni eso, los días están extraños y me pican los ojos y los señores de las pancartas ya están un pelín descoloridos ¿Cuándo las descolgarán? ¿Mañana? Qué poco me gustaría a mí estar cuan bandelora al viento viendo pasar los coches, que lata, y encima que le digan a la niña bonita que están hartos del careto de su madre colgada por todas partes. No, yo ese trauma no se lo puedo dar a mi hija, que es muy sensible, su madre está en los papeles por escribir un libro, que eso le importan más bien poco, y ya. La gana que yo pueda tener de acceder a la alcaldía de mi ciudad no es más que un plurito que me rasco de vez en cuando, porque soy un ser fundamentalmente desordenado e indómito, y a mí solo me ordena y manda el timbre de mi instituto. Lo dicho, que no tengo ganas de postularme a ningún cargo que no sea el de novia del año o hasta del milenio, esa corona sí que me la encasquetaría yo divinamente? pero claro, eso de acabar como carne de papeleta, como que no.

Y todo por no salir en los papeles diciendo lo mucho que voy a incumplir, qué vergüenza, que uno tiene memoria histórica, y no Aguirre, que la tiene histérica. A mí el calentón de boca me parece muy propio del mitin en plena exaltación de amor al partido, pero eso de dar titulares a pie de calle y con alevosía, me parece una suerte de suicidio que no sé yo si no lloraremos esta noche. Decir que el paro es un tipo de año sabático me ha llegado muy hondo, y eso que soy una feliz trabajadora funcionaria de estas que dan gracias a Dios, al ministro de administraciones públicas y hasta a Buda por permitir que se rían de mi cara, que no, que el año sabático que yo tenga será porque lo he pagado a pelo de demonio, y confiemos en que mi ineptitud no acabe mandándome de sabático indefinido. En fin, que una vez pasado todo esto, que cada uno se ponga a trabajar cual desatado y deje las afirmaciones extrañas para otro momento. He dicho, y voy a ver si sigue el escrutinio en esta tierra ignota donde vamos a acabar funcionando como astronautas de lo que puede ser, del satélite de la tesela loca de un mosaico político que no hay quien descifre.

Charo Alonso

Fotografía: Fernando Sánchez Gómez