No te dejes cazar (again)

Se ha abierto la veda. Los políticos andan a la caza del voto y eso nos pone a todos a tiro. Ten cuidado, procura evitar concentraciones en palacios de congresos o de deportes, en plazas de toros cubiertas o descubiertas, en teatros, hoteles, redes sociales y buzones. Si en tu aparato de televisión un señor con camisa azul cambia de discurso avisado por sus asesores de que le están retransmitiendo en directo, pasa de canal o apaga el electrodoméstico. Te lo advierto, estás en peligro. Que sepas que tú no eres importante para ellos, pero tienes algo que les interesa tanto que estarían dispuestos a comprártelo con unos llaveros, unos bolígrafos, una gorra o una camiseta. Claro que si eres una persona dada a los negocios y con una ética distraída quizá te ofrezcan una subsecretaría provincial. No te lo aconsejo. Te advierto ya desde ahora sobre las propiedades físicas de las heces. Al final flotan. Y huelen aún peor. Y se debe pasar una vergüenza horrorosa al saber que todos saben lo que uno no quería que supieran.

Ten mucho cuidado. No es broma. Unos prometen quitar los impuestos, reducir la jornada laboral, pagarnos las copas del fin de semana y doblar las pensiones. Otros andan enfrascados en la sucesión empeñados en convencernos de lo bien que vivimos, de lo poco que pagamos, de lo honrados que están siendo.

El que avisa no es traidor, ten cuidado con sus sonrisas cautivadoras. No te creas ni una sola de las palabras que salgan por sus bocas. Desconfía cuando cojan en brazos a un niño, cuando estrechen la mano de un trabajador o le pregunten a un comerciante ?como si les interesase- qué tal le va el negocio. Haz caso omiso de las encuestas, de las estadísticas, de las grandes mentiras codificadas en números primos para solaz de un grupo perverso que antepone sus intereses particulares a los de la comunidad. No te dejes cazar, vuela bajo hasta que escampe el temporal. Piénsatelo dos veces antes de dejarte embaucar.

Columna escrita el 2 de noviembre de 2002.