8 de marzo: día de la mujer

Hasta hace no mucho, lo más parecido que había al "día de la mujer" era la fiesta de las Águedas. Ese era el día en él que las mujeres "mandaban". Se ponían sus mejores trajes y salían a la calle dispuestas a ser libres, aunque fuera de mentirijillas, porque previamente, habían dejado la casa como los chorros del oro y la comida preparada para la familia. Supongo que al volver, tendrían el fregadero esperándolas y alguna cosa más. No se reivindicaba nada, era todo como una gran broma en la que participaba hasta el Alcalde, que aún hoy en día, en muchas localidades hace como que les entrega el bastón de mando.

Ahora tenemos un día especial encaminado a reivindicar la igualdad de los géneros. Pero sigue siendo una gran broma. Ahora las mujeres hemos consolidado el derecho a trabajar fuera de casa, pero por un sueldo muy inferior al de ellos. Hemos conseguido que las tareas domésticas no sean consideradas "cosas de mujeres", pero cuando salimos por la mañana, dejamos la casa organizada y cuando volvemos seguimos encontrando "el fregadero", porque aunque los hombres colaboran cada vez más, esta colaboración, en la mayoría de las casas, todavía está muy lejos de llegar al 50%.

Ya en el trabajo, las mujeres seguimos sin alcanzar los cargos directivos. Una de las excusas que subyacen, es que nos quedamos embarazadas. ¡Como si traer hijos al mundo no fuera lo mejor que podemos hacer! ¿Qué sería de un país en el que no se trajeran hijos al mundo? Pues en vez de ayudarnos en esta vital tarea, nos la echan en cara. Y encima, se presupone que una madre de familia falta mucho al trabajo porque es ella la encargada de tareas como la de llevar a los niños al médico. Estoy segura de que el absentismo laboral es similar al de los hombres e incluso inferior, porque como la mujer siente la espada de Damocles sobre su cabeza permanentemente, se va a trabajar aunque no pueda ponerse en pie y resuelve en el trabajo igual que si hubiera dormido 10 horas. Viéndome a mí misma y a mis compañeras algunos días, con las ojeras hasta los tobillos y envueltas en una nube de virus de todas las clases y tamaños, no me puedo creer que tengamos más absentismo laboral que ellos.

Y eso sin entrar en la violencia de género. Ni en la presunción de que todas las denuncias son falsas hasta que se demuestre lo contrario. Ni en el aumento del machismo entre los adolescentes. Ni?

Vamos, que no sé si las mujeres hemos mejorado mucho desde cuando solo se celebraban las Águedas, solo sé que hasta que lleguemos a la igualdad real ¡anda, que no queda!