El Minotauro (sobre el monstruo global)

Hay un mito clásico, el del Minotauro ?recreado también en leyendas populares?, que explica muy bien ese presente tan problemático que vivimos: un monstruo, con cuerpo de hombre y cabeza de toro, hijo de Pasifae y del Toro de Creta, que fuera encerrado en un laberinto de Cnosos (Creta), diseñado y trazado por Dédalo, e ideado para retenerlo. Durante tiempo, hombres y mujeres eran llevados al laberinto, como sacrificio para alimento de la bestia, aparentemente invencible y aterrorizadora. Pero, en el mito, surge un héroe civilizador, Teseo, que restaura el orden, venciendo a la bestia y restaurando un orden humanizado y civilizado.

En occidente, tal mito está cristianizado en la bien conocida leyenda de San Jorge y el dragón, que también responde al arquetipo del mito indicado.

Este mito es una certera parábola de lo que ocurre en el presente. Explica muy bien el mecanismo de la crisis, del endeudamiento sin salida de los países del sur de Europa, del sacrificio de la vida y del bienestar de hombres, de mujeres, de ancianos, de niños (tantos bajo el umbral de la pobreza), víctimas de tantos y tantos recortes, sometidos a imposibles sacrificios que conducen a las llamadas pobreza energética y otras varias pobrezas, víctimas del desempleo, y malviviendo, en un estado de precariedad que llega incluso hasta el hecho de pasar hambre.

Y todo ?se nos dice? para sanear la economía, para reducir el endeudamiento. Cuando, en realidad, es para alimentar a ese monstruo insaciable del Minotauro global, del Minotauro que habita, se esconde y actúa desde los centros de poder financiero. Un monstruo insaciable que quiere más y más y más; indiferente a las existencias de tantos millones de personas que han de vivir en la precariedad, en la necesidad, en la intemperie, debajo del umbral de la dignidad humana, para alimentarlo.

En el arquetipo, en el relato mítico y legendario, siempre aparece un héroe civilizador que derrota a la bestia, al monstruo, instaurando de ese modo una perspectiva civilizadora.

Estos días, vemos de continuo en los medios de comunicación, a Yanis Varoufakis, nuevo ministro griego, deambulando por los foros europeos, negociando la deuda y la financiación de su país, con su figura escueta y sobria, como un nuevo Teseo, o un nuevo San Jorge, tratando de aplacar a ese monstruo financiero insaciable. Es como estar viendo ese otro arquetipo de David frente a Goliat; al pequeño héroe civilizador, que derrota al terrible gigante.

Yanis Varoufakis, como buen mediterráneo, como buen griego, ha recurrido al mito clásico del Minotauro y el laberinto, y del héroe civilizador Teseo, para explicar el callejón sin salida en que han situado a su país. Lo explica en su libro "El Minotauro global", una visión lúcida y muy bien traída para explicar lo que nos ocurre a todos, también a los españoles.

El arquetipo, el relato mítico, necesita, para completarse, de un héroe civilizador que restablezca el orden humano y que evite tantos sacrificios que han de hacerse para saciar a la bestia. ¿A quién o a quiénes les tocará cumplir tal función? ¿Dónde están los Varoufakis de este momento histórico?