Trascendencia de un Premio

Mi querido Borges, grande admirador de Unamuno (de jovencito vino en romería, para visitarlo en el rectorado, con su hermana Norah de acompañante), sigue diciendo esos dos versos imborrables para todo aquel que se sabe aprendiz y que todavía no ha caído en las trampas de la engañosa vanidad: "Que otros se jacten de las páginas que han escrito; / a mí me enorgullecen las que he leído".

Pues así me manifiesto yo, orgulloso de estar leyendo los veinte libros seleccionados como finalistas de la segunda edición del Premio Internacional de Poesía Pilar Fernández Labrador, organizado por la Asociación Mujeres en Igualdad, con el apoyo de la Sociedad de Estudios Literarios y Humanísticos (SELIH) y la Diputación de Salamanca. Sé que difícil ha sido elegir a estos y no a otros veinte o treinta más que, según el comité de selección, también se merecían la distinción de estar en la etapa última, en las deliberaciones del jurado.

Y aquí viene la primera reflexión o el primer asombro mío: ¡371 poemarios!, buena parte de excelente nivel y sin ocultar el nombre del autor: nada de seudónimos y plicas. Muchas veces este secretismo oculta lo ya se sabe, de antemano. Libros llegados de España, es evidente que en número mayor, pero también amplia participación desde Argentina, Ecuador, Colombia, Perú, Cuba, Costa Rica, Uruguay, México y Chile. No ha quedado ningún país de América Latina sin enviar trabajos: Venezuela, Bolivia, El Salvador, Honduras, Guatemala, Panamá, Brasil, Nicaragua, Paraguay, República Dominicana, Puerto Rico. También llegaron obras desde Portugal, Alemania, Francia, Italia, Estonia, Rumanía, Canadá. Estados Unidos o Túnez, con autores naturales de dichos países, o bien españoles y latinoamericanos residentes allí.

Lo segundo, y más importante que la cantidad, es la calidad. Hay Poesía en lo presentado, y no solamente una cosecha de versos. Y el asombro segundo viene dado porque poetas de contrastado prestigio se han mostrado sin titubeos: mayor prestigio y trascendencia para este Premio salmantino, que no ofrece el gancho de la compensación económica para atraer a los participantes, donde también aprecio la buena poesía de jóvenes de una y otra orilla del castellano.

La trascendencia de un Premio no lo da el poder crematístico, ni los titulares de periódicos y demás portavoces de lo vacuo. Como otrora el Premio Adonais, cuyo premio era una peseta, la trascendencia lo da la rigurosidad y prestigio del jurado, así como la transparencia de todo el proceso de selección y fallo, el boca a boca que empieza a circular ?Por España y por Iberoamérica- sobre este premio que lleva el nombre de la admirada Pilar Fernández Labrador.

Y también, siguiendo a Borges, me enorgullezco de formar parte del jurado que premiará a un poeta por su poesía. Similar orgullo, o más, tienen los otros miembros del jurado, António Salvado, Carmen Ruiz Barrionuevo, Jesús Fonseca, Carlos Aganzo, José María Muñoz Quirós, Manuel Tostado e Inmaculada Salas.

Están sucediendo cambios en todo, a nivel mundial, en política, economía? También deben darse en lo que respecta a los Premio literarios, propensos a tantos chanchullos y envanecimientos inmerecidos. Y esto lo digo porque desde la coordinación del premio se me ha proporcionado buen número de correos escritos por participantes que no resultaron finalistas. Copio dos de ellos, sin dar nombres, para ilustrar el prestigio y credibilidad de este premio que se otorga en nuestra Salamanca. El primero llegó desde Madrid: "Muchas gracias por todo. Este comunicado es mucho más de lo que ofrecen otros certámenes donde el poeta no se entera, no ya del fallo, si no de la suerte que ha merecido su trabajo. Me ha sucedido ser finalista e, incluso, accésit y no recibir comunicación alguna. Este detalle dice mucho de la organización del 'Pilar Fernández Labrador.' Enhorabuena. Que se mantenga la calidad de los concursantes y el premio se consolide en el panorama de las letras como demuestra merecer. Un saludo".

El segundo se envió desde Colombia: "Cordial saludo. Es muy satisfactorio saber que ustedes se preocupan no solo por la calidad del certamen en todos los sentidos sino de mantener informados a los participantes porque ello hace que uno cree lazos para seguir participando en el futuro, para conocer a otros poetas y mantenerse al día en este inmenso mundo de la literatura. Para mí fue muy placentero ver en los finalistas a un paisano mío, que además tengo el honor de conocer personalmente y que estoy segura sus escritos son de una calidad insuperable. Seguiré el curso de lo que sigue del certamen pero desde ya, tan pronto lo vea tendrá mis felicitaciones, tanto en mi nombre como en el de ustedes".

Finalmente, uno aparecido como comentario a la noticia en la revista Crear en Salamanca. Se trata de Elena Peña Lévano (México D.F.): 'Es de reconocer el exquisito cuidado que han tenido desde la organización, tanto a la hora de informar de los detalles principales del Premio, como a la hora de seleccionar a los finalistas. Va mi aplauso por esta forma nueva de plantear un premio que alcanzará notoriedad no por el cheque que ponen en la mesa, sino por la garantía de transparencia en las deliberaciones del jurado. Seguro que participaré en la próxima edición'.

La tercera edición se vislumbra más que atractiva. Y ahí estará el periódico que ha apostado sin dudarlo por este premio: El Norte de Castilla, el decano de la prensa española e incombustible faro cultural, desde sus directores de antaño, los narradores Miguel Delibes o José Jiménez Lozano, hasta Carlos Aganzo, hermano en la fe poética.