Y para nosotros, el 9 eterno. Fernando Torres debutó con el Atleti penando en el infierno de Segunda División. Su primer partido fue contra el Albacete. Salió con el 35 a la espalda sustituyendo a Luque. Tenía 17 años. Todos habíamos oído hablar de él pero yo nunca le había visto. Su estreno en el Calderón fue ante el Leganés el 27 de mayo de 2001. Allí estábamos mis hermanos y yo aplaudiendo al crío pelirrojo de las pecas, el de Fuenla, como si nos fuera la vida en él. Fue Luis Aragonés el que le dio la alternativa y se preocupó de pulirle los controles en carrera y la definición. Ante las turbulencias financieras y deportivas que azotaban a la Sociedad Anónima Deportiva que el dúo prescrito se apropió indebidamente, en la grada adoptamos al Niño, al 35, como un símbolo y un cimiento de esperanza sobre el que sostenerse en esos días tan oscuros en la historia del club. Esa temporada tampoco ascendimos porque el Lega perdió en casa contra el Tenerife y nosotros no pudimos meterle seis al Geta en el Coliseo de vikingo nombre. Aún así, el Niño ha tenido que soportar, desde el minuto uno, la presión de ser la bandera del Atleti.

La temporada siguiente nos devolvió a Primera varias jornadas antes de que acabara la competición. Cuatro cursos sin obtener la clasificación para la Champions y una jugosa oferta del Liverpool, de 35 millones de euros, propiciaron su marcha tras marcar 91 goles en 244 partidos. Por entonces Torres era el 9 y nuestro capitán. Quería volar más alto y el club necesitaba el dinero. Con lo que se recaudó por su venta vinieron Maxi, Forlán y Simao para meternos, por fin, en la Champions. Fuera de España se consagró como internacional con la conquista de dos Eurocopas y el Mundial de 2010.

En su periplo por Inglaterra, Torres marcó 81 goles en 141 partidos con el Liverpool, pero no conquistó ningún título con los reds. En el mercado invernal de 2011 se fue al Chelsea por 59 millones de euros, el traspaso más caro de la historia entre clubes de la Premier. Con los blues disputó 172 encuentros, marcó 45 tantos y conquistó la Champions y la Copa inglesa. Ya campeón de Europa y del mundo con España, ni bajo la dirección de Villas Boas, ni bajo las de Di Matteo y Mourinho, Torres logró afianzarse en Stamford Bridge. Su breve paso por el Milan también respondía a un viejo anhelo, por la admiración que siempre le despertaron Van Basten y el club rossonero. Desde allí, condenado al ostracismo por el técnico Inzaghi, ha encontrado el puente definitivo para culminar un regreso muy esperado. El 35 será, siete años después, el 19. Su primer partido quizá sea contra el Real Madrid al que negó tres veces. Y eso no se perdona. Será en Copa, el 7 de enero. Y aunque se fue con 23 y regresa con 30, para nosotros seguirá siendo siempre El Niño. Y no le dejaremos de animar. Aunque falle un penalti.