La lucha colectiva es el camino para vencer
"Desde que la Historia tiene conciencia de si misma hasta nuestros días su motor siempre ha estado determinado por la lucha de la mayoría social contra el poder de una oligarquía privilegiada..."
Desde que la Historia tiene conciencia de si misma hasta nuestros días su motor siempre ha estado determinado por la lucha de la mayoría social contra el poder de una oligarquía privilegiada, comenzando ya en el Antiguo Egipto cuando los esclavos se levantaron contra el Faraón Ramses III, en Roma con la rebelión de Espartaco, pasando por la Revolución Francesa y la Comuna de París, hasta otras más recientes, como la Revolución Rusa y la lucha de la mayoría negra africana contra el Apartheid...
En los últimos 50 años hemos visto como el ultraliberalismo preconizado por Milton Friedman y sus querubines Margaret Thatcher y Ronald Reagan, con su versión made in Spain como José María Aznar y Esperanza Aguirre, han ganado la batalla económica e ideológica y cada una de sus decisiones significaba un paso atrás en los derechos laborales y sociales conquistados años atrás, utilizando las crisis cíclicas del capitalismo como cohartada para llevar a cabo sus estafas y llenarse los bolsillos con nuestro esfuerzo y trabajo.
Poco a poco penetró en la gente la mentalidad individualista y la lucha colectiva era sólo un vestigio de tiempos pasados. Pero como dije en mi artículo anterior, todo esto empezó a cambiar desde la explosión del 15-M, y el imaginario como colectivo de la ciudadanía ha resurgido y ha venido para quedarse. Las PAHs (Plataformas de Afectados por la Hipoteca) han conseguido paralizar más de 1200 desahucios y la lucha sindical ha hecho que 351 trabajadores deban de ser readmitidos en la empresa Coca-Cola tras meses de lucha. Algo que me alegra especialmente y que ha ocurrido esta semana es que el compañero José Sarrión ha sido readmitido como profesor de la UPSA, despedido por el Obispo de Salamanca por causas ideológicas ( por ser comunista vamos) y que se ha achantado debido a la presión social efectuada y al no querer verse declarando ante la espera de cientos de personas en la puerta del Juzgado.
Estos son 3 simples y claros ejemplos de que la unión de los de abajo es el único camino para vencer y de que la mejor arma de la clase obrera es la solidaridad.
Porque SÍ SE PUEDE y como diría Marcelino Camacho:
"El derecho de huelga se consigue haciendo huelgas; el derecho de reunión, reuniéndose; el derecho de asociación, asociándose; y todos estos atributos de la libertad, es únicamente la acción de masas la que puede acabar imponiéndolos."
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