Los Quintos cumplen con la tradición

Y por fin llegó, lo que para los demás es un día más, el 30 de abril. Que mejor plan que volver a juntarse otra vez todos los quintos, ponerse la sudadera y disfrutar de nuestro día.

Pero esto no sería posible sin la compañía de entrantes y salientes, aunque nos hicieran entre los dos alguna que otra perrería.

Vueltas con los coches, el megáfono a todo trapo anunciando el baile de por la noche. Ese baile en el que rezas que por favor este día no se acabe, que te lo estas pasando genial y que quieres que se haga eterno. Pero todo llega a su final y después... Intentas que siga la fiesta para algunos, porque otros, más bien otras, iban de camino al pinar de Babilafuente siendo raptadas.

Y horas más tarde, con las chicas ya rescatadas, el mayo está cortado, pelado, con la copa misteriosamente desaparecida ya colocada, dispuesto a subir con la ayuda de dos o tres máquinas.

Y de repente la zona se llenó de padres y de gente diciendo que la viga era horrible. Y por fin puesto, con un sentimiento de satisfacción y un sueño increíbles, la tristeza porque todo esto se acababa era aún mayor. Y solo podemos decir... Ya, pero es NUESTRO mayo.

Quintos del ´95