Mujeres que abortan

Me cuesta creer que alguien desee el mal a otra persona. Aunque no sea de su equipo. Aunque no vote al mismo partido. Aunque no haya nacido. Estoy convencido de que matar un ser vivo tiene sus consecuencias. Y me explico. Unos lo llamarán karma, otros configuración de la personalidad, los que se dedican a los asuntos del alma se referirán a esto como pecado. Y vuelvo al principio: me cuesta creer que alguien desee el mal a otra persona.

Ahora bien, si nadie desea el mal a otra persona? ¿por qué hay mujeres que abortan? Ojalá tuviera la respuesta. Lo que sí tengo es una opinión. Y una opinión que ?lo quiero dejar muy claro- vale infinitamente menos que la de cualquiera de estas mujeres que tuvieron que decidir acabar con la vida que estaba naciendo en sus entrañas.

No soy nadie para juzgarlas. Desconozco la situación en la que esa vida fue engendrada. Nunca mostré interés por la biología celular con sus mórulas, blástulas y gástrulas. Tampoco he vivido en primera persona la llegada de un bebé con discapacidad. Lo reconozco, no tengo ni idea, como la gran mayoría de los periodistas, políticos y manifestantes de uno y otro lado que oigo sobre el asunto ladrar.

Como cristiano lo tengo claro. Lo creo, lo siento y lo vivo así. Estoy a favor de la vida, desde su principio y hasta su fin. Y aquí está la clave del asunto: ¿qué es la vida? Porque hay quien piensa que vivir es un asunto directamente relacionado con el hecho de respirar. Y a mí me parece que es algo más.

Me cuesta creer que alguien desee el mal a otra persona, aunque sé que se da. Estoy convencido de que matar un ser vivo tiene consecuencias en esta vida o en la que vendrá. Me reconforta saber que todas las mujeres de mi entorno que se vieron empujadas a abortar, son mejores que yo. Mujeres con y sin hijos, mujeres con y sin pareja, mujeres con y sin fe, mujeres con y sin dinero. Mujeres que dedican más tiempo y más ahorros que yo a que la vida de los empobrecidos, de los enfermos, de los que peor lo pasan, sea un poco mejor.

No sé si es el karma, si es la personalidad, si es un tema del alma o las tres cosas en su justa proporcionalidad. Todas estas mujeres cuentan con mi respeto y han encontrado mis brazos abiertos antes y después de tomar tan difícil, crítica y vital decisión.