Accesos violentos

Esta pasada semana un indigente, al parecer africano pues se desconoce su lugar concreto de origen, y con evidentes síntomas de desequilibrio mental, ha saltado a las portadas de nuestros medios de comunicación, lo que seguramente ha provocado una cierta histeria colectiva, por su comportamiento violento en varias zonas de la ciudad y con varios de nuestros conciudadanos. Hemos puesto el grito en el cielo. Hemos temido por nuestra integridad y por la de nuestros hijos. Hemos clamado por que las autoridades pusieran fin a esta situación tomando cartas en el asunto. Hubo quienes pidieron su ingreso, tanto en un centro especializado como en cualquiera de los calabozos que aún deben quedar en la ciudad. Quizá los menos pidieron la expatriación forzosa, o forzada, hacia el país del que, según esos, jamás debiera haber salido. Incluso algún exaltado, si bien no lo pidió abiertamente, seguro que pensó en que el mejor fin de esta historia, que sería el peor para el interesado, es eso del "palo tieso y mano dura". La más dura, que muerto el perro se acabó la rabia. Es lógico. Ha sido violento con varios de nuestros vecinos y eso lo debemos considerar intolerable. Por nuestro bien.

Sin embargo, pocos días antes pasaba desapercibida, al menos hasta donde yo sé, la noticia sobre la reordenación del tránsito en los accesos al complejo hospitalario salmantino, eso que todos llamamos "el clínico", durante el largo periodo de unas obras de remodelación, rehabilitación o reconstrucción, que hace ya algunos años afectan a tan singular edificio y a los que en él habitan, voluntaria o involuntariamente.

En dicha noticia, se dejaba ver claramente la obstaculización por parte de la universidad al avance de estas obras, al negarse a la cesión de una mínima parcela de su propiedad necesaria para la construcción del vial diseñado para el acceso al recinto hospitalario, oponiéndose, además, al proyecto de dicha vía.

¡Ya estamos con la puñetera universidad! ¡Como se creen el ombligo del mundo, se ven con el derecho a decidir en contra del interés general! ¡La universidad responsable de la paralización de las obras del clínico!

Sin embargo, creo que esta vez, y espero que sirva de precedente, la razón se debe poner de lado de esta institución. A saber: la idea, no sé bien si del Sacyl, del ayuntamiento o de la empresa constructora, es construir una calzada de varios carriles de entrada y salida desde la glorieta innominada en la que actualmente tiene su parada el autobús urbano (llamémosla "rotonda de medicina") hasta dicho complejo sanitario. El vial, diseñado para el paso de transporte público, privado y ambulancias u otros vehículos de urgencias, se constituye en el único modo de acceso al hospital clínico, lo que ya, por sí mismo, da la impresión de embudo claramente. Pero, a esto, hay que añadir que dicha vía partirá en dos la zona biosanitaria del campus Unamuno, en la que se encuentran las facultades de medicina, farmacia y biología, la escuela de enfermería y dos colegios de enseñanzas primaria y secundaria; es decir que, tirando por lo bajo, en esa zona, sin necesidad de contar a quienes por desgraciada necesidad, generalmente, deben acceder al centro sanitario, todos los días se mueven unas cinco mil personas, la mayoría estudiantes de estos centros. Unas cinco mil personas, jóvenes y niños en su mayoría, que deberán no solo acceder a este recinto, sino cruzar varias veces cada día el mencionado vial de la discordia, sorteando un tráfico de vehículos que, a juzgar por lo que se observa en la actual entrada al hospital por el paseo de San Vicente, será más que denso y seguramente más que caótico.

No soy yo quien para proponer soluciones, por otro lado casi inviables a lo ya visto, pero ahí dejo esto para opinión de quienes se paseen por estas líneas. Eso sí, yo, como en el caso del violento africano, también considero esto intolerable. Por nuestro bien.