Aumentar la calidad informativa y terminar con la precariedad laboral

Analizar y profundizar sobre la problemática de los medios de comunicación en la actualidad en un artículo es complicado, pero me van a permitir que, por el cariño y respeto que tengo al sector y a sus profesionales, destaque algunos de los problemas que como lectora de periódicos y en conversaciones con algunos trabajadores he percibido.

Soy consciente que estamos viviendo cambios muy importantes en el ámbito de la comunicación y de la información. La implantación de nuevas tecnologías ha abierto un universo en el mundo digital, así como, la multiplicación rápida y diferente de nuevas empresas de comunicación, sobre todo en formato digital, que han provocado efectos devastadores en el sector, no solo por la pérdida de miles de puestos de trabajo, sino por la pérdida de calidad informativa, más pendiente de la rentabilidad económica e ideológica del medio que de aplicar valores tan importantes en el periodismo como son la independencia, objetividad, y veracidad de la información, (si bien es cierto, que en algunas plataformas, propiciada, posiblemente, por la inmediatez de publicar la noticia y la presión de la competitividad que hay entre medios).

No se nos escapa, que los periodistas y el conjunto de trabajadores del sector, atraviesan una difícil situación laboral y que la reforma laboral ha servido de excusa para reducir plantillas, facilitar despidos baratos y cerrar empresas. El sector se mueve en tasas de desempleo en torno al 20% propiciando unos indicadores de precariedad muy graves para la profesión que hace difícil tener buenos profesionales.

Sorprende que las personas que transmiten nuestras quejas no sean capaces de denunciar con más rotundidad la situación en la que viven y que ha degenerado de tal forma, que en estos momentos nos encontramos que en el sector de la comunicación sea donde mayores atropellos laborales se cometen. No son sólo las grandes empresas de comunicación las que cometen abusos ante la gran demanda de puestos de trabajo que el mercado ofrece, son, en algunos casos, los propios periodistas que ponen en marcha sus propios medios de comunicación, los que se aprovechan para seguir degradando las condiciones laborales con ofertas laborales indignas. No hay contratos de trabajo, los salarios son de miseria y las jornadas de trabajo interminables, además de los abusos de los convenios con estudiantes en prácticas y becarios, que en muchos de los casos, encubren una relación laboral más barata.

Es de todos conocidos las presiones y controles en los contenidos que sufren muchos periodistas a la hora de elaborar la información por el gran número de intereses que tienen algunas empresas de comunicación en detrimento de la libertad informativa. Pero lo más grave, es la falta de cumplimiento de la normativa laboral y las conductas que vulneran el derecho a la información veraz, sean vista por muchos profesionales como algo normal y que la información hay que darla según convenga a la línea editorial del medio para influir y moldear la opinión pública ante las amenazas y el miedo a la pérdida de su puesto de trabajo. Este conformismo es uno de los grandes males de la profesión

Bernardo Diaz Nosty, Catedrático de Periodismo en la Universidad de Málaga y director de la Cátedra de la Unesco, decía ya hace dos años en la presentación de su libro "El libro Negro del Periodismo" y respondiendo a la pregunta de que si esta tan mal el periodismo para hacer un libro, respondía: "Nadie dice que esté tan mal, pero cierran medios, hay paro, las facultades siguen produciendo titulados? Hay muchos desajustes y demasiado 'ruido' político? En fin, desconexión con la realidad de mucha gente, especialmente las nuevas generaciones, que le piden al periodismo otra orientación, otros valores de agenda?".

El sector tiene que elegir entre seguir sometido y llorar por los rincones o levantarse y luchar colectivamente en defensa de sus derechos laborales poniendo de manifiesto la forma en que están ejerciendo su trabajo. La falta de cumplimiento de la normativa laboral y las conductas que vulneran el derecho a la información veraz. Si no se responden los periodistas, al igual que los políticos, se alejarán cada día más de los ciudadanos.