Abonados al desastre

En España somos amigos de los desastres desde siempre. Incluso en los momentos de mayor brillantez de nuestra historia nos encontramos con el desastre. Así se puede calificar el hecho de que hubiera cinco bancarrotas en los tiempos de la "conquista de América", a pesar del oro y la plata que traían nuestros aventureros de aquellas tierras. Después, por poner algunos ejemplos, nos llegó el desastre de la Guerra de la Independencia, por culpa de los mangantes de la familia real de entonces y la incapacidad de unos políticos incapaces y corruptos. Y más tarde el famoso desastre del 98, aún vivo en muchos aspectos. O el de Annual, lugar de bochorno sin precedentes. O la Guerra Civil, de la más triste memoria posible.

Siempre nuestra historia está llena de desastres, de todo tipo, económicos o políticos, militares o civiles. Aquí siempre hay un gen que nos mueve a no ser felices, a no comportarnos como un pueblo civilizado o a dar rienda suelta al chorizo (no de los de Guijuelo) que llevamos dentro. Por eso el último desastre es el de las cajas de ahorro de Castilla y León, entre ellas la histórica Caja de Salamanca y Soria, más tarde Caja Duero y en estos últimos tiempos España-Duero. Dos patas para un banco, dos desastres de tomo y lomo, primas hermanas de Caja Ávila, Caja Segovia, Caja Burgos y Caja Círculo. En total seis desastres que concluyen en uno: desaparición de todas.

La crisis se ha llevado en Castilla y León las seis cajas de ahorro que tenía. Sabemos que en otros sitios ha pasado algo por el estilo, pero no tanto. Aquí es que todas, porque Caja España-Duero está a punto para el desenlace final: Unicaja las tiene ya asfixiadas. ¿Y quién es el responsable de esto? ¿Se da por aludida la Junta de Castilla y León? ¿No estaban ? y están -los políticos en todos los consejos de administración de estas entidades? ¿No veían lo que pasaba? ¿Iban sólo a cobrar dietas? ¿Se puede aguantar que encima los directivos se hayan llevado de indemnización por arruinarlas cantidades ingentes de euros? ¿Quién puso a Julio Fermoso, a Santos Llamas, a Evaristo del Canto, a José María Arribas, a Atilano Soto, a Agustín González al frente de las cajas de ahorro?. Los impositores, pero ¿ y los demás votos, los de los politiquillos de turno? ¿Nadie sabe nada? ¿No va a pasar nada? ¿Saldrán de rositas de esto quienes han acabado con nuestros ahorros además de robar a los preferentistas?.

Es necesario un esfuerzo mayor, o al menos un esfuerzo, de la Fiscalía, de los fiscales. Que actúen, que hay mucha mierda todavía por levantar. No pueden quedar impunes quienes se han hecho ricos a costa de todos, quienes van por la vida de triunfadores y honorables. Y no vale que lo sepamos los ciudadanos y nos quejemos; no es suficiente, necesitamos justicia. Nadie se puede amparar en la crisis, porque lo que ha pasado es que la crisis ha descubierto lo que hacían.

Esto es un desastre, y la mayoría de la gente, los ciudadanos, no tienen la culpa; se han fiado de la democracia, de las instituciones y de los gobernantes. Y ahora vemos que todo era un vertedero. Y no sabemos ni la cuarta parte.