Ni chicha ni limoná, [Crónica de la Novillada del Bolsín]

Plaza de toros de Ciudad Rodrigo. Aproximadamente tres cuartos de entrada. Se han lidiado erales de Herederos de D. Manuel Santos Alcalde. Correctos de presentación, deslucidos y mansitos los dos primeros, más colaborador el tercero, un eral colorado y bonito que ha tenido cierta calidad, prontitud y entrega.

Daniel García Navarrete, triunfador del Bolsín Taurino 2015, silencio; Iván González, silencio; y Luis Miguel Naharro, silencio.

Cómo explicar un festejo donde no se ha cortado ni una oreja, donde no ha habido petición y tampoco se ha escuchado ni un olé. No es que los erales de Santos Alcalde hayan sido unos marrajos nulos colaboradores con los jóvenes novilleros, ni que estos últimos hayan estado por debajo de lo que se esperaba, no, lo que ha sucedido es que la falta de experiencia por un lado, y sobre todo el mal manejo de la espada, todos han matado a la última por no entrar en más detalles cuánticos, han impedido que el festejo estuviera a la altura de lo esperado.

Es cierto que en esta ocasión, tanto el triunfador como los finalistas del Bolsín Taurino han quedado clasificados en un orden más o menos esperado, no sucedió como en años anteriores que mataron novillo en el carnaval aspirantes a los que se intuía más bien poco porvenir. Por eso la mayoría de los aficionados, que han cubierto en tres cuartos la plaza de madera montada única y exclusivamente para el carnaval del toro, se hayan sentido un tanto defrauda "tablaos". Primer silencio de la tarde.

El segundo clasificado Iván González, un muchacho de buena planta y que está para torear las picadas. Su trasteo con la muleta ha resultado solvente y poderoso, sobre todo con la mano derecha toreando en redondo. Mató al eral de una buena estocada pero los dos descabellos han enfriado un ya de por si gélido ambiente y se lleva en la retina algunos pañuelos, muy pocos, pidiendo la oreja. Nada más.

El cacereño Luis Miguel Naharro había demostrado en los tentaderos del Bolsín que está cuajado, tiene oficio y piensa delante de la cara del animal. Su labor con el capote ha sido lo mejor de la tarde, en especial tres "Chicuelinas" y una "Gaonera" de remate con cierta enjundia. Le bajó la mano al bonito eral colorado de principio y le dio" fiesta" por el pitón izquierdo en una serie poderosa y ajustada pareciendo que la tarde se venía arriba. No se vio apurado en ningún momento por el celo del torete, dándole salida con airosos pases de pecho y un oportuno farol. Cuando todo estaba a su favor para llevarse el evite por puntos, se ha puesto tan pesado como sus compañeros en la culminación de la suerte suprema desechando cualquier posibilidad de triunfo en forma de trofeos. Nadie los pidió.

Sinceramente esto debe de ser muy difícil, cuando, tres muchachos con condiciones y cierta experiencia, no han sido capaces de arrancar ni un olé profundo de los muchos espectadores que dejaron de lado el bacanal ruido para contemplarles. Será mañana.