Un encierro fugaz y casi compacto da paso a una buena capea que incluyó dos puertas gayolas
El desencierro matinal de los astados de El Canario también fue bastante rápido, pese a quedarse un toro atrás
Ciudad Rodrigo comenzó en la mañana del Lunes la '2ª parte' de su Carnaval, aquella en la que los mirobrigenses tienen más protagonismo, aunque en los últimos años la presencia foránea está siendo muy fuerte también durante estos dos días que restan. Este año no ha sido una excepción, pese a que durante la madrugada del Domingo al Lunes la meteorología cambió, lloviendo y bajando las temperaturas.
Para la hora de inicio de la actividad taurina, no había lluvia ni amenaza de ella (aunque el cielo estuvo nublado durante buena parte de la mañana), por lo que los eventos se pudieron desarrollar con total normalidad. Tras dos años consecutivos con astados de Alberto Mateos en la jornada del Lunes de Carnaval, este año el protagonismo de este día corre a cargo de 6 toros de la ganadería de El Canario, que al menos durante la mañana ofrecieron un gran rendimiento.
En lo que respecta al encierro, fue totalmente fugaz, durando 5 minutos escasos: la manada subió a buen ritmo y totalmente compacta hasta el Registro. Allí, uno de los toros se dio la vuelta unos instantes, quedándose unos metros rezagado respecto a sus hermanos de camada. Enseguida alcanzó también la Plaza, entrando todavía por detrás suyo un cabestro (de hecho hubo un momento de tensión ya que los encargados de la puerta de la calle Madrid iban a cerrarla sin saber que faltaba un buey).
Tras un par de minutos en la Plaza, ese último toro entró en toriles. Pese a que el encierro había sido muy rápido, hubo que esperar hasta las 12.00 horas para el inicio de la capea. Ese tiempo de espera estuvo animado por la música de las charangas, algunos disfraces (como el de encantador de serpientes de Lauren Risueño), por un balón y varios globos gigantes.
La capea también estuvo muy entretenida, dando mucho juego los astados (salieron 4) tanto a recortadores como a muletillas. A diferencia de lo que suele ser habitual, en esta ocasión empezaron siendo protagonistas los muletillas: los dos primeros toros fueron recibidos a puerta gayola por dos de ellos (en el primero de los casos, 'en diferido'). En lo que respecta a los recortadores, hubo incluso algún pique durante la capea por 'coger turno', viéndose buenos recortes y quiebros.
Todos los toros fueron siendo recogidos sin problemas por los bueyes de los Hermanos Celador Zurdo, con lo cual la capea avanzó a muy buen ritmo, concluyendo en apenas una hora. Tras la misma, llegó la hora del desencierro, que al igual que el resto de la mañana taurina, fue sobre ruedas. La única incidencia fue que uno de los astados se quedó en la parte alta de los Pinos, tardando unos minutos más en ser llevado (guiado por los vaqueros del Carnaval) hasta los toriles de San Pelayo. En total el desencierro duró escasos 10 minutos.
Además de la rapidez y brillantez, de la mañana del Lunes de Carnaval también hay que destacar la limpieza: en la enfermería de la Plaza no se atendió a nadie.