Un ataque de cánidos acaba con una becerra en Cerezal de Peñahorcada

Sin que se haya podido determinar fehacientemente al animal causante del ataque, técnicos de Medio Ambiente han corroborado en el término municipal de Cerezal de Peñahorcada la muerte por alguna especie de cánido de una becerra de siete meses de edad propiedad de José María Sánchez, ganadero de Cabeza del Caballo y que ya en mayo pasado sufrió dos nuevas bajas en su explotación, entonces por ataques de buitres.

Según el ganadero, el ataque se habría producido en la noche del lunes al martes pasado, y tras el examen realizado por los técnicos de Medio Ambiente, se habría determinado que el ataque podría haber sido realizado por perros o lobos.

El animal, de raza limusín y de siete meses de edad, presentaba heridas de mordeduras en varias partes del cuerpo y en el cuello, además de ausencia de tejido muscular en la zona de los cuartos traseros, de donde se supone se alimentó el animal o animales causantes de la muerte de la res.

De acuerdo con las manifestaciones del ganadero realizadas a LAS ARRIBES AL DÍA, "el lunes la becerra estaba bien, comiendo, y ayer martes la encontramos muerta cuando fuimos a cambiar las vacas de esta parcela de Cerezal, cerca de la carretera, a otra".

La muerte de ganado por ataques de cánidos y buitres en esta zona de Las Arribes mantiene en constante alerta a los ganaderos, pues a lo largo del año han sido muchas las bajas contabilizadas, especialmente en rebaños de ovejas.

Desde hace varios años distintas organizaciones agrarias vienen denunciado la indefensión en la que se encuentran los ganaderos respecto a las bajas que sufren sus explotaciones como consecuencia de estos ataques al ganado, bien de cánidos ?perros o lobos?, o de buitres. En el primero de los casos, para llegar a cobrar una indemnización los ganaderos deben tener suscrito un seguro específico contra este tipo de ataques, aspecto que la mayoría no cumple en tanto que suelen ser esporádicos por tratarse de una zona tradicionalmente no lobera, especie que, por otro lado, se encuentra protegida al sur del Duero y sobre la que se ha confirmado su expansión, llegándose a contabilizar 27 manadas tras los últimos censos realizados.

En cuanto a los daños producidos por buitres, la Junta de Castilla y León no reconoce estos ataques, por lo que los ganaderos se encuentran totalmente desprotegidos y soportan siempre estas pérdidas, una situación que viene derivada de la superpoblación de esta especie en espacios como el Parque Arribes del Duero y la escasez de alimento.