La definitiva biografía vital y literaria de Carmen Martín Gaite

Cumpliría el pasado 8 de diciembre Carmen Martín Gaite cien años y durante uno, hemos recordado a la autora homenajeándola con final feliz en el Liceo, en el Ateneo y, sobre todo, en la biblioteca que lleva su nombre. La unanimidad entre Academia, instituciones, políticos y público ha sido absoluta: había que celebrar a esta autora nuestra que se ha mostrado infinita y poliédrica, y más aún, desvelando la trama de una vida que siempre mantuvo en su justo punto de apertura para el público, escondiendo lo esencial y mostrando con cuidado lo que ella consideraba necesario.

Tenía, afirma José Teruel, su espléndido biógrafo que ya había acometido la tarea ingente de editar su obra completa, una labor que le permitió comprobar cómo la autora de narrativa, poesía, teatro, crítica, ensayo, historia, guion, traducción, conferencias… hacía de la palabra un fluir continúo que no sabía de géneros y sí de mixturas, de cuadernos de todo y no de compartimientos estancos, absoluto horror a la biografía. Se permitía el lujo de ser discreta, de ocultar sus dolores, sus amores y sus infinitas pérdidas. Sin embargo, el paso del tiempo desvela las verdades y los afanes del silencio se vuelven inútiles, y más cuando tuvo un documentalista tan minucioso como su padre, el notario de la Plaza de los Bandos que guardaba todo lo que tuviera que ver con su vida familiar y el trabajo de su amada hija, y una voluntad de hierro, la suya, para mantener su archivo aun cuando sintiera deseos de arrojar los papeles viejos a la hoguera de lo perdido. Carmen Martín Gaite en su fuero interno sabía que estaba abocada a la verdad, llegaría “el pelirrojo de Ohio” como bromeaba, o un biógrafo tan magnífico como José Teruel para contarnos su vida.

Carmen Martín Gaite, una biografía es el monumento que nos faltaba a mayor gloria de la autora. Publicado por Tusquets, “Tiempo de memoria”, se lee como una novela y tiene el rigor requerido para haber ganado el Premio Comillas 2025. Pasarán los fastos de la celebración que nos ha hecho a todos martingaitianos, pero quedará este libro para seguir indagando, explorando la vida y la obra de una mujer irrepetible. Y todo en ella, obra, vida, objetos bienamados, papeles que seguramente se sigan multiplicando, continuará latiendo en nuestras manos lectoras.

Tiene José Teruel, desde las primeras páginas, una franqueza magnífica. Ella era secreta y púdica, pero a lo largo de sus ensayos literarios y de su fascinante Cuarto de atrás, publicado en 1978, se dejó ver, vulnerable y fuerte a la vez, entregada a la literatura, a la amistad y a una hija hecha de todos los egoísmos. A partir de ahí, el biógrafo se ayuda de la ingente documentación y de su inmenso conocimiento de la obra de la autora con quien mantuvo un trato cordial, afirma, pero en absoluto de confianza. José Teruel sí fue cercano a Ana María, la hermana, depositaria de su legado cuando murió la autora de cáncer en el año 2000, pero esa confianza no nubla su entendimiento. No estamos ante una hagiografía de ningún modo, y en ocasiones, las verdades del barquero se dicen, pero con una sutileza que sorprende y también, tranquiliza al lector atento de la Gaite. Teruel sabe callar y dejar que leamos entre líneas, y eso es muy de agradecer en tiempos de gritos y polaridades.

Lleno de hermosas fotografías, este libro es un auténtico regalo, desde la portada en la que descansa la autora en medio de su abigarrado “conventino”, donde escribió durante tantas horas e hizo propio tras la partida de Rafael Sánchez Ferlosio, quien a su pesar, no es el malvado del cuento, hasta el hermoso final en el que se refiere al agua de ese pozo del que hablaba la autora. Carmen Martín Gaite, en palabras de su hermana, murió abrazada a los cuadernos en los que narraba su día a día y bosquejaba su literatura. El dolor de sus últimas jornadas le impedía trabajar en los capítulos finales de su novela Los parentescos, en la que volvía a retomar el tema de la familia, aquella que tanto peso había tenido en su vida. La hija bienamada de Don José y de Marieta Gaite, la madre de Marta, hasta Madame Ferlosio, Carmen Martín Gaite, se alza en este libro magnífico con el que no terminamos el año que le dedicamos, porque con él abrimos la puerta a seguir leyendo, estudiando, disfrutando. A seguir siendo apasionadamente Gaite. Gracias, José Teruel por este regalo.

Charo Alonso.