, 14 de diciembre de 2025
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El grito invisible de las empleadas del hogar en Salamanca: una clasificación profesional y el fin de la economía sumergida
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El grito invisible de las empleadas del hogar en Salamanca: una clasificación profesional y el fin de la economía sumergida

Actualizado 09/12/2025 14:12

La campaña 'El Tiempo de Ellas', impulsada por Cáritas, pone el foco en la necesidad de distinguir las tareas domésticas de los cuidados especializados y reclama a las administraciones mayor vigilancia para garantizar los derechos laborales del sector.

El sector del empleo doméstico y de cuidados, fundamental para el sostenimiento de la vida diaria en miles de hogares salmantinos, continúa su lucha por la dignificación y el reconocimiento profesional. En el marco de la campaña autonómica 'El Tiempo de Ellas', impulsada por Cáritas Castilla y León, el colectivo ha puesto sobre la mesa una serie de reivindicaciones históricas que buscan equiparar sus derechos con los del resto de trabajadores del Régimen General y acabar con la precariedad que, a menudo, permanece invisible de puertas para adentro.

Esta realidad se hizo patente en la movilización ciudadana que tuvo lugar en la Plaza de los Bandos el pasado mes de marzo, coincidiendo con el Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar. Desde entonces, las demandas no han cesado, centradas especialmente en la necesidad de una regulación que se ajuste a la realidad de un trabajo que, en palabras de María Elices, coordinadora de inserción laboral de Cáritas Salamanca, "permite que otras personas podamos tener otros desarrollos familiares, personales y de ocio", pero que paradójicamente sufre una falta de reconocimiento social.

Un sector feminizado y marcado por la invisibilidad

La radiografía del empleo del hogar en Salamanca y en el conjunto de la comunidad muestra un sector profundamente feminizado. Según los datos de la Seguridad Social manejados durante la campaña, el 95 % de las personas empleadas son mujeres. Además, existe una fuerte presencia de población migrante: el 45 % son trabajadoras extranjeras en situación regular.

Sin embargo, las organizaciones sociales advierten de que las estadísticas oficiales son solo la punta del iceberg. Existe un volumen preocupante de economía sumergida, alimentada por la dificultad de muchas familias para asumir los costes estipulados por ley y por la situación de vulnerabilidad de muchas mujeres en situación administrativa irregular. Estas trabajadoras, al quedar fuera de los registros oficiales, enfrentan condiciones de mayor desprotección, sin acceso a derechos básicos ni cotizaciones.

Clasificación profesional: distinguir limpieza de cuidados

Una de las reivindicaciones más técnicas y relevantes que plantea el colectivo es la necesidad de establecer una clasificación profesional clara. Las trabajadoras exigen que la normativa distinga formalmente entre las tareas puramente domésticas (limpieza, mantenimiento del hogar) y aquellas relacionadas con el cuidado de personas (mayores, infancia, dependientes).

Esta distinción es clave para reconocer la especialización y formación que requieren los cuidados, un aspecto que enlaza directamente con la necesidad de profesionalizar el sector para garantizar un servicio de calidad a las familias y unos salarios justos para las empleadas, acordes a la responsabilidad que asumen.

Las demandas urgentes del colectivo

Más allá de la clasificación profesional, la plataforma reivindicativa articulada a través de Cáritas establece puntos concretos para la mejora inmediata de las condiciones laborales:

  • Limitación de la jornada y descansos: Se exige una limitación real de las horas de trabajo y la ampliación de los descansos diarios por ley, una medida especialmente crítica para aquellas empleadas que trabajan en régimen interno.
  • Salarios dignos: Un reconocimiento retributivo que se corresponda con la carga de trabajo y la responsabilidad del puesto.
  • Formalización contractual: Un mayor compromiso de los empleadores para la firma de contratos por escrito, el alta en la Seguridad Social por las horas reales trabajadas y el respeto escrupuloso a las vacaciones y días de permiso.

Responsabilidad institucional y ayudas a las familias

El análisis de la situación realizado por Cáritas Salamanca apunta a que la solución no depende únicamente de la voluntad de los empleadores particulares. María Elices denunció que "no se puede tener una ley de dependencia sin desarrollo económico y no se puede tener un sistema de cuidados que descanse solo en el trabajo de las empleadas del hogar".

Por ello, el sector reclama a las administraciones públicas dos líneas de actuación:

  1. Incentivos a la contratación: Implementar medidas de apoyo y fomento de la contratación para las familias empleadoras, adaptadas a su realidad económica, de forma similar a los incentivos que reciben las empresas.
  2. Mayor vigilancia: Reforzar la inspección y el control del cumplimiento de la normativa laboral para evitar abusos y situaciones de explotación.