El delirio de una derecha cainita

Lo que está ocurriendo en la vida social, política y judicial española en los últimos tiempos es muy grave y, en consecuencia, resulta ineludible acordarse de otras épocas tenebrosas de nuestra historia reciente. Malos tiempos para poder consolidar y seguir avanzando en una sociedad libre, pluralista y democrática. Malos tiempos en los que la oposición política (PP+VOX y la marca blanca navarra de estas formaciones, UPN) cada vez más reaccionaria –de ahí que no les apoye nadie, dado que, aunque últimamente JUNTS no aprueba las iniciativas del Gobierno por diferentes motivos, uno de los cuales puede ser la no aplicación hasta la fecha de la Ley de Amnistía a Puigdemont, que depende más de un Poder Judicial muy cuestionado en los últimos tiempos y no del Ejecutivo, indudablemente tampoco quieren sentarse con la versión política más caciquil, atrabiliaria, autoritaria y déspota de los últimos 50 años de la historia de España- está constantemente paralizando iniciativas de progreso para la sociedad española.

La última manifestación de esta indignidad cainita ha sido la no aprobación por el Congreso de los Diputados de la denominada “senda de estabilidad”, hecho que implica directamente la posibilidad de disponer de más fondos por parte de las Comunidades Autónomas para hacer frente a políticas publicas de sanidad, educación, servicios sociales y de otras tan necesarias como las destinados a la prevención y extinción de incendios –que hemos comprobado en los últimos tiempos, debido a la oleada de incendios forestales- o a incrementar los medios de los operativos de Protección Civil ante catástrofes tan letales como la DANA de Valencia, las riadas o las inundaciones por inclemencias meteorológicas. Al rechazar esta “senda de estabilidad” las Comunidades Autónomas no podrán disponer de 5.500 millones de euros adicionales –tan necesarios- para afrontar sus inversiones. Con ello, la derecha extrema y la extrema derecha demuestran que están dispuestas a cualquier cosa e ir en contra de los intereses generales de los ciudadanos. Todo vale, con tal de conquistar el Gobierno.

Indudablemente, los últimos acontecimientos del ingreso en prisión por presuntos delitos de corrupción de Ábalos (ex ministro y ex miembro destacado del PSOE) y Koldo, además del tiempo que ha estado Cerdán (ex secretario de organización del PSOE y ex persona de confianza de Pedro Sánchez) en prisión preventiva, son hechos tremendamente graves, intolerables y condenables, de responsables de gestión política que han formado parte del partido que sustenta al Gobierno y a su presidente, Pedro Sánchez. Que quede claro que todo esto es absolutamente DEPLORABLE.

Ahora bien, ni PP ni VOX están legitimados para dar lecciones de honradez, cuando han tenido y siguen teniendo infinidad de casos de corrupción política ligados a gobiernos anteriores, han sido condenados por ello y tienen pendientes aún muchos procesos penales que llevan sustanciándose años. Además, que un líder de la oposición, como Feijóo, tenga una comparecencia de prensa acusando de corrupción al Gobierno, desde una sede política cuya reforma pagaron con dinero negro, como es la sede de Génova 13, en Madrid, es absolutamente esperpéntico y digno de estudio psiquiátrico. ¿Y qué decir con la infinidad de casos de corrupción y de condenas en el seno de la Comunidad de Madrid,: Púnica, Lezo, Gürtel madrileño y la enorme cantidad de investigados y condenados –incluido un presidente de la Comunidad- y los casos de corrupción que florecerán –siempre que la Justicia quiera, claro- de los familiares, hermano y novio de Ayuso y de la propia presidenta, que, en cambio, no han provocado cambios de gobierno en Madrid desde tiempo inmemorial? Por su parte, a diferencia de los casos de corrupción que han anidado en los diferentes gobiernos de Aznar, M. Rajoy, Esperanza Aguirre o Ayuso, por ejemplo, con Ábalos y Cerdán el PSOE ha actuado de forma rápida y contundente, exigiéndoles a ambos que entregaran sus respectivas actas de diputados y expulsándolos del partido. Aunque Ábalos haya seguido ejerciendo el cargo de Diputado del Congreso, lo está haciendo en el Grupo Mixto, no como parlamentario del PSOE. En cambio, el PP no actuó de la misma forma con todos sus cargos investigados y luego condenados por delitos de corrupción. La prueba está en que el casos como la “Kitchen” por ejemplo, personajes claramente implicados como Dolores de Cospedal o M. Rajoy siguen ahí “de rositas”, incluso el ex presidente presentando libros y dando lecciones de “limpieza democrática”. ¡QUÉ HIPOCRESÍA!

¿Y qué decir en relación al esperpento judicial que estamos presenciando en los últimos tiempos? A la espera de conocer los Fundamentos Jurídicos de la Sentencia de la Sala Segunda del Tribunal Supremo de la que sólo se conoce el Fallo condenatorio para el Fiscal General del Estado, Álvaro García Ortiz, resulta sorprendente que haya sido condenado sin existir ni una sola prueba que acredite que haya cometido revelación de secretos por la filtración de la información en la que se aclaraba que la Fiscalía no había pedido al novio de Ayuso llegar a un acuerdo por los presuntos delitos cometidos por este de Fraudes a la Hacienda Pública, sino que fue el “novio” y “presunto delincuente defraudador” el que, confeso de sus fechorías criminales, solicitaba un acuerdo a la Fiscalía. Lo que a todas luces es una aberración es que puedan condenar al Fiscal General por la divulgación de la nota de prensa posterior, aclaratoria, y que no fue objeto del proceso penal y, por tanto, tampoco de la acusación formulada contra el investigado. Si así fuere, se habría generado grave indefensión en el condenado. ¡ES ALUCINANTE!

Malos tiempos en los que la derecha extrema y la extrema derecha promueven un “lawfare” constante, con tal de anular a sus adversarios políticos para llegar al poder cuanto antes. Ya lo decía Cosidó -el político del PP que tenía encomendado negociar la composición del Consejo General del Poder Judicial- cuando se vanagloriaba de “estar controlando la Sala Segunda desde atrás” (en referencia a la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo). La derecha política siempre ha querido controlar todos los poderes del Estado y, en especial, al Poder Judicial. Ya se ha visto en varios procesos penales en los que fueron condenados, porque, a renglón seguido, han perseguido sin tregua a los jueces que decidieron condenarles. Eso es lo que le ha ocurrido a magistrados como José Ricardo De Prada por la condena a Bárcenas y al PP por beneficiarse de la Gürtel o a Baltasar Garzón por la instrucción de la Gürtel; a este último consiguieron retirarlo del caso e inhabilitarlo.

Por su parte, nos demuestran y lo ha hecho Feijóo en estos días, que su ética personal está podrida. Cuando he escuchado al líder del PP suplicarle -con “baboseo” incluido- a empresarios catalanes –en un acto en Barcelona- que convenzan a JUNTS para que le apoyen en la presentación de una moción de censura a Pedro Sánchez, me ha dado la risa. Después de toda la mierda que ha escupido por su boca insultando a los independentistas y calificándolos de todo menos de “bonitos”, que ahora quiera que le apoyen resulta especialmente hilarante. Señor Feijóo, si usted es un político de fiar y creíble, ¡preséntela! No lo hará, sabe perfectamente que ninguna formación política seria, democrática y pluralista le apoyará; y no lo harán, porque, sencillamente, usted y su partido están secuestrados por los ideales reaccionarios y fascistas de la extrema derecha de VOX que les tienen completamente abducidos y descolocados y en sus constantes acusaciones al presidente del Gobierno lo que realmente ocultan es su auténtica debilidad política y su ansiedad enfermiza por conseguir el poder a cualquier precio.