Aldehuela de Yeltes abre sus fiestas en honor al Cristo de la Laguna

La plaza mayor de Aldehuela de Yeltes se llenó anoche de voces y de símbolos. No era un día cualquiera: con el pregón del alcalde, José Andrés Suárez Piña, y de sus tres concejales, quedaron oficialmente inauguradas las fiestas en honor al Cristo de la Laguna, una cita que cada año reúne a oriundos, forasteros y a todos aquellos que, de un modo u otro, se sienten ligados a esta tierra del Yeltes.

Aunque desde el pasado sábado la imagen del Cristo permanece en la parroquia de la Concepción, donde ha recibido la devoción de los fieles, el arranque festivo tuvo lugar este viernes, con palabras que fueron más allá del protocolo. El regidor y su equipo municipal quisieron agradecer la confianza de sus vecinos, recordando que su labor no se limita a los despachos, sino que consiste —ante todo— en escuchar y atender las inquietudes comunes.

En sus intervenciones no faltó un reconocimiento a los trabajadores del consistorio, cuya labor callada y constante permite que la vida del pueblo —y en particular estas celebraciones— discurra con la naturalidad de lo bien hecho. También hubo mención a esos aldehuelenses anónimos que, con discreta entrega, ponen cada año su grano de arena para que la fiesta sea más que una tradición: un acto de amor a la propia comunidad.

Entre los asistentes se mezclaban autoridades y pueblo, sin distancias. Varios alcaldes socialistas de localidades vecinas acudieron a la cita, junto al procurador en las Cortes de Castilla y León, Fernando Pablos, y al diputado provincial Carlos Chanca y los arciprestes y párrocos del Yeltes Fernando Tendero y Juan Carlos Sánchez Todos compartieron el ambiente de fraternidad, entre peñas y jóvenes, en un preludio de jornadas que se anuncian intensas, con la alegría propia de septiembre y el sabor de la costumbre.

Para sellar este inicio, se repartieron gorras conmemorativas que acompañarán a los aldehuelenses durante las celebraciones de este 2025. Más allá de proteger del sol previsto para el fin de semana, se convertirán en emblema de una fiesta que, como cada año, entrelaza devoción, encuentro y memoria compartida.