Con el objetivo de poner en común sus distintas formas de trabajar e ir en el futuro “más de la mano”
En plena cuenta atrás para el arranque del curso escolar 2025/2026, Ciudad Rodrigo fue escenario a lo largo del jueves de una jornada de convivencia de los profesores (y también del personal de administración y servicios) de los tres colegios con los que cuenta la Congregación de las Misioneras de la Providencia, en Salamanca capital (que cuenta hasta con Bachillerato y ciclos formativos), Talavera de la Reina (Toledo) y Ciudad Rodrigo, que imparten hasta la ESO.
Esta jornada de convivencia (que reunió a unas 130-140 personas en total) tenía como objetivo poner en común las formas de trabajar en cada etapa educativa en cada uno de los tres colegios, con el objetivo de coger “lo mejor” e implantarlo en todos, para así ir “un poco más de la mano”, porque “siendo un cole pequeño, desconocemos cómo trabaja cada uno”, según expresó en la apertura de la convivencia Sergio, del equipo de gestión.
Así, la intención es “establecer unos principios”, e ir unificando metodología y criterios, para que “se note que los alumnos son de Misioneras de la Providencia” estudien donde estudien al tener “un nexo común de trabajo”.
Para ello, tras la bienvenida inicial a los participantes en el patio de la sede de la calle Velayos del Colegio Misioneras-Santa Teresa, los docentes se repartieron por etapas (Infantil, Primaria y Secundaria), y dentro de cada una de las mismas, por los respectivos colegios, para plasmar cómo es la forma de trabajar en cada uno (se fijaron en la metodología, las dificultades internas, el alumnado, las herramientas digitales o la comunicación con las familias) antes de ponerlo en común.
Finalizada esta mañana “como punto de arranque para empezar a trabajar más de la mano como Misioneras”, todos los presentes asistieron a una eucaristía en la Iglesia de San Agustín, antes de degustar una paella en el salón de actos del Colegio. Tras un tiempo de sobremesa, remataron la convivencia en el Parador de Turismo de Enrique II de Trástamara, disfrutando de una divertida visita teatralizada al histórico edificio.