Desincentivando el uso del coche, estimulándolo

Vivimos en un mundo donde se pueden llegar a asumir cosas sorprendentes una y otra vez. Por ejemplo, que la solución a los males sociales y económicos es justamente el arma política del peor capitalismo, como ya se demostró en la primera mitad del siglo XX. La causa de los problemas convertidos en solución entonces acabó en guerra mundial, pero ahí seguimos. En realidad, pretendo referirme a algo más local y menos peligroso, aparentemente, como es la política de aparcamiento de nuestro esclarecido gobierno municipal verde y sostenible.

No es nada raro el anuncio a bombo y platillo de una nueva iniciativa municipal creadora de más plazas de aparcamiento. Incluso un seguimiento pormenorizado de las obras. “Damos respuesta en los barrios de la ciudad a la demanda de plazas de aparcamiento gratuito para los vecinos. Durante la última década se han generado cerca de 6.500 plazas” dice nuestro alcalde. Bien es cierto ubicadas mayormente en lo que podríamos llamar periferia salmantina. Con esto último se pretende buscar un supuesto efecto disuasorio, de hecho, los suelen denominar así.

Incluso se convierten en magníficos instrumentos de lucha contra el Cambio Climático y la contaminación. La nota municipal volviendo al Barrio del Zurguén, donde ya se gastó dinero público en un solar destinado a centro educativo en el primitivo Plan Parcial, apunta “tendrán pavimento drenante para reducir el efecto ‘isla de calor’ y facilitar el aprovisionamiento de agua en acuíferos.” Desde luego el lenguaje de la sostenibilidad lo han asumido perfectamente y lo utilizan con soltura. Al menos ello indica que algo se avanza, lo cual es de agradecer.

Y sigue, “Atendiendo a las propuestas vecinales, se plantarán 26 árboles (arce y almez) y en torno a 350 plantas arbustivas para reverdecer la zona tanto en el perímetro del aparcamiento como en su interior entre las plazas, generar sombra y frescor en épocas de mayor calor y facilitar pantallas naturales frente al ruido” (de la N-630). Impresionante, lástima no aprovechar los cientos de metros de “cuneta” olvidados entre el barrio y esa vieja travesía para esto último, como vimos la pasada semana. El Valle del Zurguén, en especial sus laderas, han esperado décadas para ver algunas plantas.

Lo mejor, en boca del alcalde, es “Atendemos una petición vecinal, de industriales y clientes del polígono El Montalvo para facilitar el estacionamiento de vehículos y mejorar la seguridad vial en la zona.” Esto último sin aclarar cómo se cruza la carretera precisamente hacia los dominios industriales, sin pasos de peatones. Incluso “Al mismo tiempo, se habilita un aparcamiento cercano al estadio municipal de fútbol Reina Sofía y para aquellas personas que realizan viajes compartidos a través de la autovía A-66 por motivos laborales.” Por cierto, también demandan Centro de Salud, Centro Cívico...

La cosa es que las políticas de apuesta por la movilidad sostenible suelen insistir en controlar el aparcamiento, si hay sitio para aparcar los coches llegan. Incluso el Plan de Movilidad sostenible de la ciudad apunta en su diagnóstico “La saturación generalizada del aparcamiento (…) muestra que además de buscar ampliar la capacidad de aparcamiento, es necesario actuar en la dirección de disuadir los viajes en automóvil fomentando los modos sostenibles.” A pesar de todo es innegable el avance, embrollado impulsando la bici, mejor en el autobús urbano, incluso el programa de “Accesibilidad en entornos escolares”.

El problema, aparte de aumentar las plazas de aparcamiento, está en esa suerte de compensación por lo eliminado en el centro de la ciudad, sin gozar todas del verde diseño mencionado. O que su conexión a través del transporte público con el centro o lugares de atracción a veces sea discutible, sin indicar la situación de las paradas ni a dónde conducen. Es decir, termina pareciendo más una suma deslavazada de discordantes iniciativas para hacerse perdonar, en vez de una política, discutible como todas, ordenada y coherente. Da igual, electoralmente el vehículo privado sigue vendiendo bien.