Desde primera hora de la mañana, y a pesar de que el termómetro rondaba los 30 grados, el recinto ferial y las calles del municipio, se llenaron de público
El municipio de Trabanca, en plena puerta de las Arribes, se transformó este martes en un auténtico hervidero de actividad con la celebración de su tradicional mercadillo del primer domingo del mes, en esta ocasión con el correspondiente al mes de julio. Pese al intenso calor veraniego, que ya aprieta con fuerza en esta época del año, una providencial y constante brisa refrescante hizo mucho más llevadera la jornada, propiciando una afluencia masiva de puestos y público.
Desde primera hora de la mañana, y a pesar de que el termómetro rondaba los 30 grados, el recinto ferial y las calles del municipio, se llenaron de un bullicio incesante. Más de un centenar de puestos se extendían a lo largo y ancho del espacio, ofreciendo la más variada gama de productos: desde artesanía local, textil y calzado, hasta productos de la huerta, embutidos y quesos de la tierra, sin olvidar la tradicional cerámica y los puestos de dulces y golosinas que hacían las delicias de los más pequeños.
La afluencia de público fue sencillamente espectacular. No solo se dieron cita vecinos de la propia provincia de Salamanca, sino que miles de personas llegaron desde la limítrofe Zamora y, por supuesto, un nutrido grupo de visitantes procedentes de la vecina Portugal. La ubicación estratégica de Trabanca, muy cercana a la frontera lusa, convierte este mercadillo en un punto de encuentro transfronterizo, donde las culturas y los acentos se mezclan con naturalidad.
Además de los habituales compradores, se notó una importante presencia de veraneantes que, aprovechando el fin de semana, eligieron Trabanca como destino para sus compras y su ocio estival. Familias enteras, grupos de amigos y parejas disfrutaron de una jornada festiva, paseando entre los puestos, regateando precios y degustando los productos típicos.
"Es una maravilla ver tanta gente aquí, con el calor que hace", comentaba María José, una vendedora de ropa que lleva más de veinte años acudiendo al mercadillo. "La verdad es que la brisa ayuda mucho, hace que sea más agradable estar aquí. Y la gente tiene ganas de salir y de comprar".
La jornada transcurrió en un ambiente festivo y animado, con conversaciones a viva voz, risas de niños y el constante ir y venir de personas cargadas con sus bolsas de la compra. Una vez más, el mercadillo de Trabanca demostró ser un referente en la zona, consolidándose como una cita ineludible en el calendario veraniego y del primer domingo de cada mes.
La próxima cita será el 3 de agosto.
Víctor Pacho