En su lugar hubo un canto a la Virgen y una serie de rezos en el interior del templo
Como cada año, el barrio de San Cristóbal de Ciudad Rodrigo debía haber vivido en la mañana del primer domingo de mayo uno de sus días grandes, con la procesión por sus calles de la Virgen de los Remedios, pero la lluvia impidió que la imagen pudiese ser sacada de la Iglesia de San Cristóbal.
Aunque la inestabilidad meteorológica ya hacía presagiar que no se iba a poder llevar a cabo la procesión al completo, se confiaba en que al menos el cielo diese una tregua para hacer un pequeño recorrido de ida y vuelta hasta la cercana fuente de San Cristóbal, pero justo en el momento en que debía haber tenido lugar, estaba lloviendo.
En su lugar, tras la misa y la última sesión de la novena a la Virgen (con el canto final de la Salve), se interpretó el canto a la Virgen de los Remedios, seguido de una meditación y otra oración, todo ello dirigido por el párroco, Rafael Caño, quién estuvo acompañado por el sacerdote Joaquín Galán y dos monaguillos.
El acto en el templo se cerró con un Viva a la Virgen de los Remedios y con los fieles que quisieron pasando delante de la imagen para realizar un gesto de veneración a la Virgen. A continuación, la Cofradía de la Virgen de los Remedios invitó a todos los asistentes –en los salones parroquiales- a dulces elaborados por monjas.