El objetivo principal es que los alumnos no caigan en adicciones a drogas, alcohol o juegos de azar
Por 3º año consecutivo, el IES Tierra de Ciudad Rodrigo recibió durante la mañana del miércoles a un grupo de presos del Centro Penitenciario de Topas, que relataron a un grupo de alumnos la trayectoria vital que les ha llevado hasta la cárcel, con el objetivo de que esos alumnos tomen conciencia, mediante testimonios reales, de los problemas que genera el consumo y la adicción a cualquier droga, tipo de alcohol o juego de azar.
Los cuatro presos, Cris, Álvaro, Víctor y Álvaro, forman parte de la Unidad Terapéutica Educativa del Centro Penitenciario de Topas, que presta ayuda de forma directa a los presos con problemas de drogodependencias, por los que han pasado los cuatro, a los que se añaden otras circunstancias, lo que lleva a que alguno de ellos esté cumpliendo hasta 8 años y 2 meses de condena.
En lo que respecta a Cris, además de relatar su dura vida, remarcó a los alumnos que “son las drogas las que te controlan a ti”, apuntando que un cáncer “no lo puedes elegir” si te toca o no “pero las drogas sí”, rogando a los alumnos que pidan ayuda a su familia o a sus profesores si ya “han empezado a tontear con las drogas”, porque “el consumo va a más”. Asimismo, expuso que la entrada en la cárcel “no solo tiene consecuencias para ti, sino para la gente que te quiere”.
En el caso del primer Álvaro que intervino, natural de Madrid, también exhortó a los alumnos a que “pidan ayuda lo antes posible, que no os dé vergüenza; es el momento de dejarlo, que luego cuesta mucho”, subrayando que si siguen por el camino de las drogas “os vais a ver aquí”. En su caso, lleva desde el mes de septiembre sin consumir, y “me está costando, pero se puede”, apuntando que “alguien que ha recaído varias veces todavía puede cambiar”.
En su caso, está en la cárcel por un accidente de tráfico, exponiendo a los alumnos que “el coche no es una tontería, puede matar”, dejándoles como consejo que “sino lo sabes coger, no lo cojas, y bebido y drogado mucho menos”.
Por su parte, Víctor, que también ha sufrido recaídas, lleva igualmente desde septiembre sin consumir, habiendo disfrutado de un permiso de cuatro días fuera de la cárcel en los que no solo no se drogó, sino que “ni lo pensé”, mostrándose por ello “orgulloso”, considerando que ahora ya “tengo las cosas claras”.
En su caso, decidió cambiar “por la familia”, animando a los chavales a tener “una buena relación con sus padres”, que sean casi como amigos y les cuenten lo que les pase, así como que “si algún amigo os da un consejo bueno, hacedles caso, porque son los que os van a ayudar en todo lo posible”. En todo caso, pidió a los alumnos que sean “pacientes” en la vida, y que se den cuenta que “lo mejor que os puede pasar es tener una vida normal, eso es un lujo”.
El segundo Álvaro en intervenir, de Zamora, dejó claro desde el principio que “pensaba que me comía el mundo, y el mundo me comió a mí”, haciendo hincapié en que “en la droga entras como nada, pero salir es muy duro; cuando empiezas, no sabes cuándo acabas”, si es que no acabas “muerto”. De este modo, se mostró “orgulloso de quitarme de esta mierda”, explicando que “no son subidones” lo que da la droga, sino que los verdaderos subidones se pueden conseguir “con el deporte, con la familia,...”.
Precisamente, remarcó que “la familia es la que más sufre” con las adicciones y con el paso por la cárcel, donde “estás con lo mejorcito de cada casa”, apuntando que también es duro cuando se van dando cuenta “de lo que haces y no haces”. Indicando a los alumnos que pueden echar a perder la vida “en nada”, les animó a seguir estudiando, “porque os va a servir de mucho el día de mañana”. Como cierre de la visita, se hizo entrega de un recuerdo por parte de la Unidad Terapéutica Educativa al IES Tierra.
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