Se repartieron cerca de mil bocadillos, que fueron preparados durante la mañana por una veintena de personas
Tras una mañana pasada por agua en Ciudad Rodrigo (hubo algunos momentos en los que cayó con mucha intensidad), el cielo acabó dando un respiro a la hora de comer del viernes para poder disfrutar con normalidad de la tradicional Operación Bocata promovida por la Delegación Diocesana de Manos Unidas en el marco de su Campaña contra el Hambre, que se abrió el martes con una eucaristía en San Andrés.
En esta Operación se repartieron cerca de 1.000 bocadillos, que fueron preparados a lo largo de la mañana en las dependencias de la antigua guardería Mi Otra Casa por una veintena de personas (todas ellas mujeres salvo un hombre), gracias a las aportaciones de productos que habían realizado particulares y empresas de Ciudad Rodrigo (e incluso de la comarca).
Este grupo de voluntarios, encabezado por la delegada diocesana, Ana Isabel Lucas, preparó bocadillos de chorizo, salchichón, atún, lomo, queso, jamón serrano, sardinas, o mortadela con y sin aceitunas. Los primeros en volar fueron los de lomo, muy demandados por los alumnos de los institutos que se acercaron a recoger su bocadillo en su última hora lectiva de la semana. Coincidiendo con ellos, también recogieron sus bocadillos (acompañados en todos los casos de una botella de agua) los usuarios de Asprodes.
Poco a poco se fueron agotando los bocadillos de queso, sardinas o jamón serrano, mientras iban llegando mirobrigenses en distintas tandas, coincidiendo especialmente con la salida de los distintos colegios y la distancia de los mismos hasta la Plazuela del Buen Alcalde, epicentro de esta Operación Bocata, degustando la gran mayoría el bocadillo allí mismo, aunque algún grupo se pasó a la Plazuela del Conde.
Entre los que se acercaron a esta clásica cita solidaria estuvieron varios miembros de la Corporación Municipal, como Ramón Sastre, José Manuel Jerez, Vanesa García y Joana Raquel Veloso. La mayoría de los asistentes acudió hasta la Plazuela con su ticket comprado previamente, lo que siempre facilita saber de antemano cuántos bocadillos son necesarios preparar, aunque también se permitió poder adquirir el ticket en el mismo lugar.