Están hartos, y no les culpo. Los vecinos detrás de la plataforma ‘Cuidamos Villamayor’ han lanzado su última pulla celebrando la llegada del nuevo año. Han versionado la canción infantil “Vamos a contar mentiras” en la que incluyen frases como: "Salamanca huele a flores/Medio Ambiente nos defiende/nuestro río es transparente…".
Lo cierto es que los malos olores y la contaminación que afectan a Villamayor y sus alrededores son un problema que va mucho más allá de las molestias diarias; son un reflejo de la falta de planificación y control que rodea la instalación de nuevas industrias en la ribera del río Tormes, que acaba afectando a la salud de las personas.
El fétido olor que invadió Salamanca el pasado verano puso negro sobre blanco un problema de años que también seguirá existiendo este 2025. Aunque las autoridades digan que las plantas industriales cumplen con la normativa, ¿cómo negar la realidad de unos olores insoportables que todos hemos percibido?
La concentración de industria en zonas cercanas genera gran inquietud entre los vecinos, que temen por la pérdida de calidad de vida. Este modelo de desarrollo parece priorizar intereses económicos sobre el bienestar colectivo. Es fundamental implementar controles estrictos sobre emisiones contaminantes y regular su ubicación. Una legislación efectiva sobre olores puede ser un primer paso, como sugieren desde la consejería del ramo, pero debe traducirse en acciones concretas.
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