Se celebra cada 25 años con el propósito de ofrecer un tiempo de gracia y renovación espiritual para los fieles, en el que se busca experimentar la misericordia y el perdón de Dios
‘Jubileo’ es el nombre de un año particular: parece que deriva del instrumento utilizado para indicar su comienzo; se trata del yobel, el cuerno de carnero, cuyo sonido anuncia el Día de la Expiación (Yom Kippur). Esta fiesta se celebra cada año, pero adquiere un significado particular cuando coincide con el inicio del año jubilar. A este respecto, encontramos una primera idea en la Biblia: debía ser convocado cada 50 años, porque era el año ‘extra’, debía vivirse cada siete semanas de años.
Bonifacio VIII, en 1300, convocó el primer Jubileo, llamado también “Año Santo”, porque es un tiempo en el que se experimenta que la santidad de Dios nos transforma. Con el tiempo, la frecuencia ha ido cambiando: al principio era cada 100 años; en 1343 se redujo a 50 años por Clemente VI y en 1470 a 25 años por Pablo II, lo que se mantiene hasta la actualidad. También hay momentos ‘extraordinarios’ como por ejemplo en 1933 cuando Pío XI quiso conmemorar el aniversario de la Redención y en 2015 el Papa Francisco convocó el año de la Misericordia. Al participar del Año Santo se obtiene la indulgencia plenaria.
La indulgencia es una manifestación concreta de la misericordia de Dios, que supera los límites de la justicia humana y los transforma. Este tesoro de gracia se hizo historia en Jesús y en los santos: viendo estos ejemplos, y viviendo en comunión con ellos, la esperanza del perdón y del propio camino de santidad se fortalece y se convierte en una certeza. La indulgencia permite liberar el propio corazón del peso del pecado, para poder ofrecer con plena libertad la reparación debida.
Concretamente, esta experiencia de misericordia pasa a través de algunas acciones espirituales que son indicadas por el Papa. Aquellos que, por enfermedad u otra causa, no puedan realizar la peregrinación están invitados, de todos modos, a tomar parte del movimiento espiritual que acompaña a este Año, ofreciendo su sufrimiento y su vida cotidiana y participando en la celebración eucarística.
El Papa Francisco cruzó el pasado martes día 24 de diciembre la emblemática Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, marcando el inicio del Jubileo de los Peregrinos de la Esperanza, que se celebrará a lo largo del año 2025. En una ceremonia solemne que coincidió con la víspera de Nochebuena, el Santo Padre se unió a decenas de miles de romanos y peregrinos de distintas partes del mundo, protagonizando una escena llena de simbolismo. Este acto inaugural da comienzo al Año Santo, un periodo cargado de espiritualidad y renovación, en el que millones de fieles se unirán en un camino de fe y esperanza.
Este domingo, 29 de diciembre, la Diócesis de Salamanca dará inicio al Jubileo 2025 con una jornada especial de oración y celebración. En las iglesias locales, como la de Salamanca, esta celebración comenzará coincidiendo con la fiesta de la Sagrada Familia. En Salamanca, la apertura tendrá lugar a las 17:00 horas en la iglesia de La Purísima, con un rito introductorio y la lectura de pasajes seleccionados de la Bula Spes non confundit, documento que convoca el Jubileo. Desde allí, la comunidad diocesana, encabezada por el obispo Mons. José Luis Retana, emprenderá una peregrinación hacia la Catedral, acompañada por la imagen del Cristo del Amor y de la Paz, en un gesto simbólico que representa el camino de esperanza del pueblo hacia la cruz de Cristo.
La imagen del Cristo del Amor y de la Paz, una talla anónima del siglo XVII que habitualmente procesiona en la tarde del Jueves Santo y permanece en la iglesia de la Santísima Trinidad del Arrabal, será la encargada de abrir este significativo recorrido. Según el vicario de Pastoral, esta peregrinación simboliza el camino de la esperanza del pueblo tras la cruz de Cristo. Durante el trayecto hacia la Catedral, la comunidad será acompañada por la Banda Municipal de Música de Alba de Tormes, que aportará un toque solemne y emotivo a esta celebración de apertura del Año Jubilar. El obispo de la Diócesis de Salamanca, Mons. José Luis Retana, resaltó en la presentación del Jubileo 2025 que el Año Santo es un tiempo especial, “de gracia, un tiempo para la reconciliación con Dios, con los hermanos, y con la naturaleza”.
Fuentes: Iubilaeum2025 y Diócesis de Salamanca