La conmemoración contó un año más con una gran asistencia de público
Coincidiendo en esta ocasión con su aparición en el calendario de la Iglesia Católica, la Cofradía de Nuestra Señora de La Soledad de Ciudad Rodrigo conmemoró en la tarde del domingo en la Catedral de Santa María, con la compañía de un amplísimo número de fieles (tanto cofrades como no cofrades), los Dolores de la Virgen, que es la segunda gran cita anual para la histórica Cofradía mirobrigense tras los actos semanasanteros.
Esta conmemoración fue abierta con el rezo del Santo Rosario, que este año fue dirigida por el joven Hugo Hernández Hueso. A continuación, tomó la palabra el capellán de la Cofradía de La Soledad y presidente del Cabildo Catedralicio, Ángel Martín Carballo, que ofreció la habitual reflexión en torno a la conmemoración. A su finalización, llegó el momento más esperado, como resaltó el propio sacerdote: la procesión de la imagen de la Virgen de La Soledad, en andas, por el interior de la Seo.
Como es habitual, La Soledad, acompañada por todos los asistentes (incluidos los ediles Ramón Sastre, Rodrigo Toribio, Ana María Castaño, Manuel Montejo y Carmen Lorenzo), rodeó el coro en la nave principal para salir al Claustro, que recorrió al completo, volviendo enseguida a la nave principal, deshaciendo el camino. Justo delante de la Virgen procesionaron Pepi González y una de las hijas de la otra mayordoma vigente, Trinidad Rubio Cordobés.
Una vez la imagen fue colocada de nuevo en la mesa situada junto al altar mayor de la Catedral, se rezó la Salve, tras lo cual Ángel Martín Carballo recordó que “con la madre todo es posible”. Después de un Viva a la Virgen, tomó la palabra el presidente de la Cofradía, Tomás Domínguez, para llevar a cabo el clásico relevo en la mayordomía de la Virgen, cogiendo las varas hasta septiembre de 2025 Isabel y Concha, a quiénes también se entregó una copia de los Estatutos de la entidad. Mientras tanto, a las mayordomas salientes se les hizo entrega de un recuerdo.
Como añadido, en la tarde del domingo se nombró Cofrade Honorífica de la entidad a Aurora Martín Rubio, por ser quién le ha hecho más fotografías a la imagen de la Virgen, además de que “su cariño se nota un montón”, en palabras de Tomás Domínguez. Aurora Martín fue obsequiada con una placa, así como con un diploma ilustrado por una fotografía de la Virgen hecha por ella. Como cierre, Tomás Domínguez recordó que La Soledad está todo el año en la Catedral en su camarín de la Capilla de los Dolores.