Las carreteras de C y L: un zigzag de cortes y obras en el inicio o vuelta de vacaciones

Supongo que somos muchos miles los automovilistas que hemos tenido que sufrir la crítica situación de las carreteras castellano-leonesas en el tan deseado viaje de vacaciones, más deseado a la ida que a la vuelta.

Aunque ya ha pasado una semana de mi frustrante experiencia personal, aún sigo dándole vueltas a la cabeza, intentando encontrar un sentido al sinsentido de hacer coincidir tantas obras (muchas no necesarias, tal como se pudo observar desde el volante) y tantos cortes y desviaciones de ellas, en las dos semanas que anualmente tienen un nivel de tráfico de los más altos en nuestro país: el comienzo de las vacaciones de agosto y su semana final.

En mi periplo de ida, desplazándome de sur a norte de nuestra Comunidad castellano leonesa, el primer día de la segunda quincena de agosto, a los pocos kilómetros de pasar Valladolid, encontré todo el norte de la provincia palentina con la carretera principal que conduce a Cantabria, “patas arriba”; el viaje se convirtió en un viaje fragmentado de continuos cortes por accesos improvisados.

Pero el colmo de la experiencia no fue la provincia de Palencia en mi viaje de regreso doce días después, sino el viaje de Valladolid a Salamanca. Los muchos kilómetros palentinos de obras en la ida, ya estaban resueltos en la vuelta.¡ Pero… había comenzado el tramo mencionado que transformó un viaje normal de una hora aproximada ( Valladolid-Salamanca) en no menos de una hora y media!. Muchos de los accesos obligatorios corrían paralelos a la autovía (dirección Portugal) con lo que era posible hacerse una idea de qué se estaba mejorando o resolviendo de esa autovía: ¡no pude sacar ninguna conclusión! No tuve la ocasión de ver desde mi vehículo cuáles eran las mejoras o problemas que la Autoridad había decidido afrontar.

Llegué, tanto en el viaje de ida como en el de vuelta a la disparatada conclusión de que habría alguna intencionalidad política, en la Junta de C y L quizás contra los castellanos que habíamos decidido pasar las vacaciones en el muy soportable y bello norte peninsular, a donde no llegan las continuas olas de calor de este verano infernal. O contra los viajeros que no se paraban en estas tierras castellanas, siguiendo la campaña de esa Administración empujando al turista a elegir esta Comunidad para pasar unas cómodas e interesantes vacaciones de verano.

Por lo que se ve, los funcionarios de esta Comunidad expertos en turismo, no se han dado cuenta de que Castilla y León es efectivamente una región llena de riquezas históricas y culturales para descubrir…¡pero no durante los agostos que vamos teniendo, cada año peores! Parece de sentido común que el turista y familia, castellanos o no castellanos, dejen el turismo de esta valiosa región para el otoño, invierno o primavera en el que no hay posibilidades de sufrir un golpe de calor. Pues aunque seguro que en nuestra Comunidad hay muchos rincones frescos y adecuados para unas vacaciones familiares, no es la característica general del territorio.

Me disculpo ante el anónimo ingeniero de caminos que decidió llenar de obras y de molestias para el viajero vacacional esos días de idas y vueltas, si hay razones que justifican sus decisiones, a las que mi ignorancia de ciudadano normal no llega.