Es una evidencia real a pie de calle… rojos y azules españoles deseando una victoria de Kamala Harris en EEUU
Años de crispación, intolerancia, alejamiento, polarización, de las dos Españas, de rojos y azules, de división y encarnizado desencuentro… ¿de verdad?
En estos supuestos aciagos tiempos que vivimos, hoy 26 de Julio de 2024, tenemos un claro llamamiento a la esperanza de que realmente no es así, estamos todos más unidos de lo que creemos y en muchos casos de lo que otros quieren. Los problemas y asuntos domésticos nos envuelven en una maraña de acusaciones ficticias y artificiales con base electoralista por parte de nuestros políticos, pero la realidad es otra. Para nada estamos tan distantes en nuestras posiciones… Siempre tendrá que haber esas diferencias entre el llamado liberal-conservadurismo y el llamado progresismo, pero en todo caso son posiciones complementarias con la ayuda de la alternancia política, tal y como siempre fue en los más de 40 años de democracia española y en todos y cada uno de los países con democracias consolidadas.
Pero… ¿Por qué realmente no estamos tan lejos unos de otros? Lo tenemos ante nuestros ojos estos días en el ámbito internacional. Si echamos un vistazo en la prensa generalista nacional que recorre todo el espectro ideológico moderado que representa a una mayoría social, por ejemplo desde El País hasta ABC, resulta que con más o menos vehemencia todos defienden, o al menos comulgan con la idea de que en EEUU es mejor evitar un gobierno del cuando menos desconcertante, imprevisible y siempre polémico expresidente Trump, así como que en Venezuela es conveniente un cambio de gobierno para recibir al fin una democracia con todas sus letras, sin dudas y con libertad real para todos los que allí permanecen y los que se fueron de su tierra escapando de las miserias de un régimen pseudototalitario muchas veces amparado por países y movimientos interesados en su continuidad.
Es una evidencia real a pie de calle… rojos y azules españoles deseando una victoria de Kamala Harris en EEUU (la izquierda más woke según dicen algunos) para evitar a Trump (conservadurismo) y esos mismos votantes españoles, tan supuestamente alejados ideológicamente, deseando igualmente una victoria de la oposición venezolana (capital-liberalismo), para acabar con el mandato de su presidente Maduro (envuelto falsamente en una ideología de izquierdismo socialista solidario).
¿Desconcertante? No, para nada, simplemente llegamos a la conclusión de que desde la observancia en la lejanía, donde no afecta en modo directo al observador la contienda, no le duelen las convicciones e intereses directos, y no le estallan en su ego más profundo las declaraciones tendenciosas y perniciosas de los políticos interesados en fabricar un ambiente de crispación artificial, se genera un aura de racionalidad, lógica, mesura, prudencia y moderación, desde la que sale nuestro verdadero sentimiento profundo de unidad, ese mismo sentimiento y respuesta que se ve por parte del pueblo en cada catástrofe que hemos sufrido en nuestro país, y que posteriormente los políticos se encargan de mancillar.
Es un momento muy importante para analizarse cada uno a sí mismo y observar con frialdad hasta qué punto estamos condicionados por las exageraciones políticas, para así llegar posteriormente a la idea de que es lícito y recomendable que cada uno vote por la opción política que considere más ventajosa, pero nunca jamás, dejarse influenciar por el discurso de crispación que se empeñan en mantener nuestros políticos y sus allegados (que son demasiados), y derivado de ello clasificar en un estereotipo y no empatizar con el vecino o el cuñado, ya que como hemos visto, en el fondo casi todos estamos muy cerca y lo único que queremos y deseamos es libertad, cordura y moderación, es decir, estabilidad.
Fdo.: Farinato anónimo