Como es habitual hubo un gran altar justo enfrente del templo parroquial
Apenas semana y media después de procesionar a la Virgen de la Medalla Milagrosa, la Parroquia de San Andrés de Ciudad Rodrigo volvió a salir a las calles de su barrio en la mañana del domingo, en este caso con motivo de la conmemoración de la Octava de Corpus, una semana después de que hubiese tenido lugar la celebración en el centro histórico mirobrigense coincidiendo con la aparición en el calendario de la festividad del Corpus.
La conmemoración de la mañana dominical comenzó con la habitual eucaristía en el templo, presidida por el párroco, Tomás Muñoz Porras, quién estuvo acompañado por Víctor Manuel Sevillano, quién fue el encargado de portar la custodia con el Santísimo Sacramento en la procesión que se desarrolló justo a continuación, por unas calles del barrio con bastante tomillo esparcido.
Como mandan los cánones, el Santísimo procesionó bajo palio, por detrás de los niños que han tomado este año la Primera Comunión en la Parroquia, que le lanzaron pétalos cuando fue levantado tras las dos paradas realizadas en sendos altares, uno en la calle Mateo Hernández Vegas, y otro justo enfrente del templo parroquial, ambos con bastantes detalles. Este recorrido del Santísimo por el barrio estuvo animado por los cánticos del Coro Parroquial.