Cuatro orejas y Puerta Grande para un Marco Pérez que no defraudó
La expectación estaba por las nubes para ver la presentación de Marco Pérez en su tierra natal. Un Marco Pérez que llegaba a Guijuelo avalado por un amplio abanico de triunfos y al que en ningún momento le pesó la tarde, pese a que en muchos momentos de la misma se le midió como si de una figura consagrada se tratase. Dejando de lado las cuatro orejas cortadas, la tarde del novillero salmantino invita al optimismo. O más bien, ratifica los buenos augurios que rodean todo lo que envuelve a Marco Pérez.
Lo más rotundo de su tarde fue frente al bravo segundo de Domingo Hernández, al que Pérez desorejó tras una faena muy comprometida y en la que pudo abandonarse en el toreo que le gusta. El comienzo de rodillas, tanto de capote como de muleta, fue sólo el preámbulo de varias series con temple y ligazón, aprovechando la condición del mejor astado de la tarde. El final, absolutamente apabullante en cercanías, con los pitones acariciando la taleguilla del adolescente. No se inmutó Pérez, que puso la plaza en pie, dejando de lado la tibieza con la que se había vivido la función hasta ese instante.
Otras dos orejas cortó del tercero tras una faena que brindó a Roberto Martín, alcalde de Guijuelo, y a José Ignacio Cascón, empresario. Con mucho genio y reponiendo el novillo de la casa Fraile, que no le puso las cosas fáciles a Marco Pérez. Actitud encomiable del espada, que no se aburrió nunca. El final por manoletinas mirando al tendido y la efectiva estocada pusieron en sus manos el doble trofeo.
Lejos de conformarse con el triunfo que ya tenía en la buchaca, Marco Pérez se fue a porta gayola a recibir al cuarto, el de más cuajo. El de Casasola salió como un obús de chiqueros y a punto estuvo de llevarse puesto al espada, que fue violentamente pisoteado, quedando mermado de facultades para el resto de faena. Tras ser atendido en el callejón volvió cojeando notablemente Marco Pérez al ruedo, en una demostración más de raza y ambición. La faena al áspero astado de Casasola estuvo presidida por el valor del salmantino, quien parecía llevar el contador a cero en ese momento. El comienzo por estatuarios no ayudó a la condición del novillo pero resultó de una emoción tremenda. Como un palo Marco Pérez, que pasó a milímetros al de Casasola. El resto de faena, en terrenos muy comprometidos, mereció mejor final con la espada. Tampoco estuvo fino con el acero en el primero, de Capea, al que Marco toreó con gusto con el capote en el recibo y en el quite por chicuelinas. La faena de muleta no terminó de romper hasta que Marco firmó una gran serie al natural y en un final tremendo en cercanías con un cambio de mano a ralentí que hizo despertar a los tendidos del letargo.
La foto final era la deseada por todos desde hace tiempo: la de Marco Pérez cruzando en hombros la Puerta Grande y llevado en volandas camino de la furgoneta, en la que emociona ver agolpados cientos de jóvenes y niños que ya idolatran al novillero salmantino por lo que es capaz de hacer en el ruedo y, además, por lo que transmite tanto dentro como fuera de él, que no es otra cosa que cercanía, sencillez y simpatía. Lo propio de un chico de su edad. Los mayores, más allá de su excesiva exigencia durante la tarde, salieron de la plaza con la sensación de que sí, habemus torero.
Así hemos vivido en directo la tarde de Marco Pérez.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Guijuelo. Lleno de "No hay billetes" en tarde soleada. Se lidiaron novillos de Capea, Domingo Hernández, Puerto de San Lorenzo y Casasola. El mejor el 2°, bravo y con recorrido.
Marco Pérez, en solitario, de azul celeste y oro: ovación, dos orejas, dos orejas y ovación.
FOTOS: PABLO ANGULAR