Si la procesión del Jueves no pudiera salir por la lluvia, habría un acto en el interior de la Iglesia de San Pedro-San Isidoro
La Semana Santa Mirobrigense tuvo en el tramo final de la tarde del Martes Santo una de las citas cuya celebración no ha corrido peligro en ningún momento pese a las inclemencias meteorológicas, ya que se desarrolla a cubierto, en la Iglesia de San Pedro-San Isidoro: el Besapiés al Cristo del Silencio promovido por su Cofradía, también denominada Hermandad del Santísimo Cristo de la Expiración, que lo procesiona en la noche de cada Jueves Santo por las calles mirobrigenses.
Este Besapiés (que desde la pandemia ha dejado de serlo, limitándose a una reverencia ante la imagen) tuvo lugar a la conclusión de la segunda jornada del Triduo al Santísimo Cristo de la Expiración que arrancó en la tarde del Lunes y que concluirá este Miércoles, en el marco de la eucaristía diaria presidida por el capellán, Ángel Martín Carballo (con la compañía de Fernando Dias-Bailón), que en este caso estuvo dedicada a los hermanos difuntos de la Cofradía.
A lo largo de esa misa, la Iglesia se fue llenando con fieles de todas las edades para asistir al Besapiés, comenzando la secuencia con el descendimiento de la imagen del Cristo del Silencio del Presbiterio del templo por parte de varios cofrades, que en un primer momento lo depositaron sobre la mesa del altar. Justo en ese instante, entraron en escena los encargados habituales de cogerlo (con los ropajes correspondientes), junto a los que hicieron acto de presencia un estandarte de la Cofradía, varias banderas, una de las Hermanas Mayores de este año, y un tambor, que no dejó de sonar.
Como es costumbre, la primera persona en hacer la reverencia al Cristo fue el capellán de la Cofradía, Ángel Martín Carballo. A partir de ahí, lo hicieron Fernando Dias-Bailón, los representantes de las cofradías mirobrigenses que habían asistido a la celebración íntegra en los primeros bancos, y el resto de fieles asistentes, que fueron recibiendo una estampa (además tuvieron la oportunidad de hacer donativos en un cestillo).
La última persona en pasar fue el presidente de la Cofradía, Luis Alberto García, tras lo cual el Cristo del Silencio fue llevado a la parte trasera de la Iglesia de San Pedro-San Isidoro, donde quedó expuesto para ser contemplado hasta que salga en procesión en la noche del Jueves Santo siempre que el tiempo no lo impida. Si eso ocurre, habría un acto en el interior de la propia Iglesia, por lo que se pide a los cofrades que acudan a la hora prevista de salida aunque llueva.