El ferrocarril, esencialísimo. Fuera de Madrid, de boquilla.

Posiblemente el de Algeciras sea el puerto más importante de España. Hasta tal punto que forma parte de los ferroviarios Corredores Mediterráneo y Atlántico, auspiciados por la política de transportes europea bajo la supervisión del gobierno español (da igual el color político a lo largo de su evolución administrativa.). Esto último quiere decir, lo vimos en su momento, que ambos tienen la particularidad de pasar por Madrid. Conocida, además de España dentro de España, como “la ciudad de los dos mares” por esa peculiaridad de estar a la orilla de ambos. Qué más da su separación de 300 y 500 kilómetros en línea recta, están en la periferia de esa humilde y cooperativa ciudad.

Adonde quiero llegar es al reciente anuncio de la modernización del tramo ferroviario andaluz desde (Madrid) Bobadilla hasta Algeciras, todavía vía única sin electrificar. Todo un manifiesto gubernamental de apuesta por montar las mercancías en el tren, después de decenas de miles de millones gastados en Alta Velocidad confirmando su española exclusividad para viajeros. En Salamanca al menos pusieron postes y catenaria, de momento ganamos, aunque veremos cuánto tiempo. Tantos años de cháchara oficial sobre movilidad sostenible y el ferrocarril es marginal en mercancías. Que, además, deben pasar por Madrid obviando posible congestión y cuellos de botella.

Total, apenas hay espacio en nuestro país para evitarlo. Cómo vamos a esperar la resurrección de la Vía de la Plata, o el fin de la electrificación del tramo entre Medina del Campo y Portugal, si no pasan por Madrid. Eso sí, sorprende el desinterés por la comunicación directa entre el notable puerto de Oporto y nuestra ínclita capital (430 km.), imagino que atravesar Salamanca y Ávila (esta en paulatino abandono ferroviario) es poco alentador. Ya pensar en rescatar líneas calladamente borradas del territorio, como Valladolid-Ariza, Santander-Mediterráneo u otras, es impensable ciencia ficción.

^{Mapa de todos los ferrocarriles en 1943-46. Más tenuemente figuran otras líneas por espacios vacíos, algunas no llegaron a construirse. Obtenido en Google Arts & Culture, de la Fundación de Ferrocarriles Españoles.}

De hecho, la última pelea de nuestro ninguneado territorio es mantener lo existente. El magnífico vallisoletano ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, manifestando esa innata sensibilidad del gobierno central, y de un paisano, la exhibe incumpliendo su palabra de recuperar… ¡¡¡tachannnnnn!!! UNA frecuencia ferroviaria de 4 a una velocidad razonable para poder disfrutar de las delicias matritenses. Aparte de, en vez de reducir los actuales 90 minutos de viaje, por ejemplo vallando la vía como en otros miles de kilómetros, ahora los alarga hasta 120 minutos. Ojo, todavía competitivos frente a la carretera si evitaran la falta diaria de plazas. Con apuestas así por la depauperada España conscientemente, quién necesita enemigos.

Visto esto, da no sé qué fijarse en los diarios anuncios de reformas o nuevas estaciones, casualmente en su mayoría dentro del madrileño único territorio visible desde el poder. Y compararlo con el estado del Apeadero de La Alamedilla. En vez de dotarle de confort y posibilidades para utilizarlo también como salida, es una abandonada escombrera hace años. Sospecho que la electrificación entre Bobadilla y Algeciras, a pesar de ser andaluza, estará lista antes de la nuestra hasta la frontera portuguesa. Incluso tiene pinta de tardar más la cuarta frecuencia o el Apeadero. Y mirando a la derecha y su ahora febril actividad reivindicativa, con amigos como ese gran admirador de nuestra ocho veces centenaria Universidad (auténtica clave si queremos tener futuro), se percibe para muy largo.

^{Estación de Cercanías San Yago en Galapagar (Madrid). Parecido a lo que sería un Apeadero presentable en La Alamedilla.}