En un momento

Todo se fue en un momento.

Se fue la calma, la perspectiva, el futuro, el mañana.

Se fue, incluso, el ahora. También aquel hoy, que se quedó a medias.

Vendido. Vencido. Agotado. Yermo.

El reloj dejó de marcar horas. Del móvil sólo se escuchó su silencio. La radio paró de contar, la televisión dejó de emitir, el cielo cesó de iluminar.

Todo se hizo humo negro.

Todo se volvió miedo, vacío, nada.

El aliento de algunos dejó de vivir entre las paredes. El resto nos desgarramos por todo ese dolor que también se hizo nuestro.

Sólo se oía el crepitar de las llamas. El latido acelerado y galopante del pulso, su sonido casi a punto de salirse de las venas.

Sólo se olía negrura.

Y en medio de todo, brilló la solidaridad.

Allí, en el caos, cabezas llenas de corazón se jugaron la vida por otros.

Personas velaron por personas como ángeles guardianes de alas invisibles.

El pueblo valenciano es capaz de reconstruirse una y otra vez, lo hace y lo reafirma sobradamente: construyen ninots inspirados en la vida cotidiana, con su sátira y su punto de ironía, que se unen formando fallas que queman en la fecha señalada entre el profundo sentimiento de celebración de su fiesta mayor, contagiándonos de honda emoción. Y al día siguiente, las asociaciones comienzan a reunirse para empezar a planificar y trabajar en las fallas que se quemarán en el próximo marzo.

Este hecho reiterado prueba y demuestra con creces la admirable capacidad, tanto laboriosa como de organización, de nuestros queridos valencianos.

Tan sólo unas jornadas después de este luctuoso suceso que nos ha encogido a todos, algunas personas empiezan a sentir el olor a casa nueva y temporal. Un techo que les permita descansar entre el desasosiego, recibir una ducha reparadora, ir logrando enseres que se reponen a cuentagotas, prendas que se llevó el fuego para siempre, documentos importantes. Tiempo para añorar fotos antiguas y recuerdos…

Es imposible hacerse a la idea de todo lo perdido. Hay lágrimas y llantos a raudales para todos esos duelos.

Seres irremplazables que dejan a otros seres abatidos. Efecto en cadena de todo lo vivido.

¡A tantas personas les ha cambiado la vida!

Y yo sólo quiero hacerme fuerte abrazo y volar hasta todas ellas.

Mercedes Sánchez