Necesidades y problemas en la infancia. La pubertad

La pubertad se refiere a todos los cambios anatómicos y fisiológicos que dan lugar a la maduración sexual. Supone cambios en el funcionamiento hormonal, tamaño de los órganos sexuales, aparición de los llamados rasgos sexuales secundarios, adquisición de la capacidad reproductora y desarrollo de una nueva figura corporal.

La aparición de la pubertad es tan variable de unas personas a otras (con una edad media de 10,5 para la menarquia o primera menstruación en las mujeres, y 11,5 para la eyaculación en los varones). La mayor parte de los chicos y chicas tienen la pubertad a lo largo de un amplio abanico que va de los 9 a los 14 años. Los padres, los educadores y profesionales deben informarles de la variabilidad normal, ayudándoles a aceptar la diversidad propia y la de los demás. Los pediatras controlan bien estos cambios y su posible precocidad o retraso.

La pubertad más tardía suele ser desventajosa, desde el punto de vista social, para ambos sexos, especialmente para los varones.

En todo caso, desde el punto de vista de la intervención, en los casos de pubertad normal, ninguna chica debería verse sorprendida por la primera menstruación, sin haber sido previamente informada: conocer su mecanismo y significado funcional, ayudarles a entender que es un indicador del funcionamiento fisiológico adecuado, hacer un enfoque positivo del significado de esta nueva capacidad desde el punto de vista de la posibilidad de procreación y de la maduración sexual general, darle instrucciones para la higiene e indicarles con precisión lo que son las prácticas de riesgo. Las chicas deben conocer también los cambios que pueden sentir a lo largo del ciclo, así como los casos en los que conviene que pidan ayuda sanitaria, por ejemplo, por sangrado excesivo o molestias que no le permiten hacer la vida normal.

Los chicos suelen aceptar sin problemas la eyaculación, pero deben recibir informaciones precisas y positivas de esta nueva capacidad, así como conocer su responsabilidad, en relación a las posibles prácticas de riesgo.

Un tema esencial para todos los púberes, aun en los casos de pubertad normal, es el referido a la nueva figura corporal y su significado. Hoy que se habla tanto de los derechos a las diversidades sexuales, no se puede olvidar la más universal: la figura corporal de cada persona es única y lamentablemente (a) se propone un modelo de atracción y belleza uniforme para todos y (b) el cuerpo se ha convertido en un producto más e consumo (cirugías, dietas, cremas, etc.) causando costes psicológicos y económicos.

La figura corporal es objeto de atención continua por parte de la familia y los iguales. Los púberes ven cambiar su cuerpo de forma rápida y muy significativa, continuamente. La presión de los modelos de belleza dominantes, los comentarios de la familia y de los iguales y sus propias experiencias, les hacen darse cuenta de la importancia social de la figura corporal. Por ello, la imagen corporal se convierte en la máxima preocupación, para muchos púberes y adolescentes. La mayoría tienen alguna preocupación específica, que les hace sufrir o sentirse inseguros, hasta el punto de que la mayoría de ellos modificarían una característica corporal, si pudieran cambiar algo de sí mismos.

Los modelos dominantes de belleza se convierten en una amenaza para la salud corporal y psíquica de muchos adolescentes. De hecho, los problemas de anorexia, bulimia, dimorfia y vigorexia, no dejan de aumentar, tanto en chicas como en chicos adolescentes y jóvenes.

Ayudarles a entender sus preocupaciones y sufrimientos, analizar los modelos sociales que les hacen sufrir, criticando con dureza su sin sentido, y educarles en valores sobre el cuerpo y la figura corporal, que sean compatibles con la salud corporal y la autoestima, es fundamental.

Entre estos valores citamos: ()a) estar sano (cuidando la alimentación, el ejercicio, el sueño, la higiene, la prevención de accidentes, las bebidas y drogas), (b) tener habilidades sociales para las relaciones íntimas (comunicación, empatía y asertividad) –poniéndole gracia a la figura corporal que de hecho se tiene-, (c) la capacidad de dar y recibir placer, que no está vinculada a una determinada figura corporal y, por último, (d)la estética de la diversidad (se aconseja que en lugar de sentirse víctima de la moda, cada persona pueda cultivar sus gustos y su forma personal de ser atractiva),

Las preocupaciones más concretas, en el campo sexual, se refieren al tamaño o aspecto de los genitales, especialmente de los pechos y del pene, la distribución del vello, la estatura y forma corporal. Insistirles en la variabilidad, en las diferencias entre los genitales en reposo y en estado de excitación, informales que la satisfacción sexual no depende del tamaño del pene, están entre los aspectos más importantes de la intervención.

Las mamas son una preocupación frecuente de las niñas. Ofrecer una visión positiva del cuerpo sexuado, usar un vocabulario adecuado y positivo sobre las partes más sexualizadas del cuerpo y aceptar el desnudo en la intimidad, son también aspectos positivos de la intervención. Se trata, en definitiva, de hacer un discurso positivo de la sexualidad y del cuerpo sexuado, ayudando a aceptar las características personales, como una diversidad positiva, frente al modelo uniforme de la moda y otras expresiones culturales y sociales pretenden conformarnos y dictarnos cómo tenemos que vivir y “aparecer” ante los demás.

Otros posibles problemas son el acoso, los abusos sexuales, el acceso a la pornografía infantil, las prácticas sexuales, la frecuencia de problemas de salud mental, incluido el suicidio, el fracaso escolar, los problemas de la pareja, la indisciplina, etc. Ya le hemos dedicado a algunos otros textos y volveremos sobre ellos.

Ojalá cada púber tenga un espejo incondicional en las figuras de apego que le diga: “así como eres me gustas, te quiero y te valoro”.

Ojalá en la escuela acepten bien a todos y todas y sean críticos con la presión de la publicidad y los valores dominantes que crean necesidades comerciales explotando la figura corporal única, que todos menemos.

Aceptar como somos, cuidarse valorarse es muy necesario y nos lo merecemos, como nos enseñan las madres, padres, abuelos y todos los que nos quieren bien.

Félix López Sánchez